Melbourne. Novak Djokovic, Serena Williams y Naomi Osaka, tres gigantes del tenis mundial, clasificaron a semifinales del Abierto de Australia, ronda a la que accedió contra todo pronóstico el ruso Aslan Karatsev, 114 del orbe.
Djokovic, número uno del ranking, derrotó al alemán Alexander Zverev (7) 6-7 (6/8), 6-2, 6-4 y 7-6 (8/6). “Hasta el final, el partido podía irse de un lado o del otro. Mentalmente estoy extenuado”, reconoció el serbio, quien se vio bajo presión desde el primer juego del partido.
El serbio, quien busca su noveno título en Melbourne, enfrentará al sorprendente ruso Karatsev, primer tenista que alcanza las semifinales en su debut en un Grand Slam en la era Abierta, y el peor clasificado que llega a semifinales de Australia desde hace 29 años. Lo logró al derrotar fácilmente (2-6, 6-4, 6-1, 6-2) al búlgaro Grigor Dimitrov, 18 del orbe, afectado por dolores dorsales.
“Nunca le había visto jugar antes del Abierto de Australia. Es muy fuerte, se mueve bien, tiene un buen revés, sirve bien, está motivado porque no tiene nada que perder”, analizó Djokovic sobre su rival.
En el cuadro femenil los duelos de cuartos depararon un choque estelar y generacional en semifinales, entre la estadunidense Serena Williams y la japonesa Naomi Osaka.
Serena Williams (11) mostró una gran fortaleza física y mental para eliminar a la rumana Simona Halep (2), 6-3 y 6-3. Antes, Osaka, número tres del mundo de 23 años, clasificó al vencer a la taiwanesa Hsieh Su-Wei (71), 6-2 y 6-2.
A sus 39 años, Williams busca la marca de 24 títulos de Grand Slam, disputará su novena semifinal en Melbourne, donde ha alzado el cetro en siete ocasiones (2003, 2005, 2007, 2009, 2010, 2015 y 2017).
Tras la victoria, Djokovic culpó a la cuarentena de 14 días que tuvieron que cumplir los jugadores antes del Abierto por el gran número de lesiones que se es-tán dando en el torneo y pidió “burbujas” al estilo NBA para continuar la temporada.
El serbio es uno de los numerosos jugadores que ha sufrido problemas físicos –desgarro abdominal–, durante el primer Grand Slam de la temporada, antes del cual, cerca de un millar de personas, entre tenistas y jueces, tuvieron que guardar una cuarentena de 14 días a su llegada a Australia.