En el primer día de la aplicación de vacunas contra el Covid-19 a adultos mayores de 60 años en México se presentaron algunos problemas que complicaron el inicio de la estrategia. En algunos módulos estaban los biológicos, pero no había jeringas, y todavía la noche del domingo algunos hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fueron sorprendidos con la petición de que además del personal médico y de enfermería tendrían que enviar fármacos.
Durante los días previos, los trabajadores fueron informados de que la participación del instituto consistía en la aportación de 550 médicos y 139 enfermeras que se integrarían a las brigadas Correcaminos. Con ese fin, recibieron un curso de capacitación sobre las características de la vacuna AstraZeneca, de la cual ayer se inició la aplicación de 870 mil dosis en el país.
El biológico tiene una eficacia de 63 por ciento después de la segunda dosis. Ésta se puede aplicar entre 56 y 84 días después de la primera inyección. El personal también recibió información sobre cada uno de los pasos a seguir en el proceso y el protocolo para la atención de posibles eventos adversos, entre otros.
Descontrol
Se generó descontrol cuando de última hora se agregaron peticiones como el envío de los llamados “carros rojos”, que se utilizan para reanimación cardiaca, camillas, oxígeno y fármacos como sueros, antinflamatorios y otros para el control de alergias.
Más tarde, hubo una nueva indicación para ya no enviar los “carros rojos” porque no son necesarios y sólo se mantuvo la solicitud de los medicamentos en previsión de que se presenten reacciones adversas luego de la inoculación.
Aunque, de acuerdo con la información del IMSS tales eventos ocurren de uno a 10 casos por cada millón de dosis aplicadas.
Ayer, al presentarse en los módulos de vacunación, los trabajadores del Seguro Social se encontraron con que no había jeringas. Algunos comentaron a este diario que “si se hubiera solicitado apoyo para instalar los puestos de vacunación, habríamos traído todo lo necesario. A nosotros nos dijeron que la petición era de personal. Nada más”.
De ahí las largas filas y la prolongada espera afuera de los módulos instalados en la Ciudad de México y el reconocimiento de las autoridades de que es necesario hacer ajustes en la organización.