La pandemia de Covid-19 no afectó la producción de maíz y frijol y aunque se registró un ligero incremento, el país está lejos de alcanzar la autosuficiencia en estos granos. De maíz todavía se importa un tercio de la demanda interna, mientra que la siembra de frijol esta sujeta a factores externos como la proliferación de plagas y el manejo político en la entrega de las semillas, afirmaron productores y organizaciones campesinas.
José Jacobo Femat, líder nacional de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (COCyP), señaló que no hubo problema cen la cosecha de maíz porque “no tuvimos la escasez de lluvias del 2019” y aunque la pandemia “ha sido muy fuerte”, los labriegos continuaron trabajando con normalidad, “logrando un ingreso suficiente de producción de 28.3 millones de toneladas de maíz blanco y amarillo” en 2020, cifra superior que el año anterior.
Sin embargo, aclaró que esa producción “no es todavía lo suficiente para poder garantizar la autosuficiencia del país porque seguimos importando alrededor de 14 millones de toneladas del grano”.
En este sentido, María Eugenia, productora de maíz en Chiapas, indicó que independientemente de la pandemia, el clima y las lluvias fueron favorables. De hecho, agregó, en los últimos dos años “el gobierno federal ha entregado los apoyos a tiempo. Eso nos permite comprar insumos y semillas con puntualidad”.
Comentó que al año tiene una producción de seis toneladas por hectárea.
En el caso del frijol, Mario Puente Raya, director de la Asociación Mexicana de Semilleros, comentó que “somos prácticamente autosuficientes” para el consumo nacional, “salvo algunas ocasiones donde por el clima o por las plagas, la producción nacional baja”.
Esto obliga al gobierno federal a abrir vías para traer “algunas cantidades del extranjero, en muchas ocasiones de Estados Unidos”, para completar la demanda nacional y evitar el aumento de precios.
“Podemos ser más productivos, en lugar de ser importadores ocasionales como ocurre actualmente, porque con el tiempo esos niveles de importación” pueden crecer, advirtió.
Para el líder nacional de la COCyP la producción de frijol enfrenta “riesgos”, porque “todavía hay un manejo político en la entrega de la semilla; la mayoría de los productores dependen del temporal, y además están descapitalizados. Sus plantaciones resultan afectadas por las plagas o la falta de fertilizante”.
Desde su perspectiva, Mario Argueta, productor de frijol en Chiapas, comentó que la emergencia sanitaria afectó los precios del grano por la afectación de las cadenas de comercialización.
Al respecto, Lisa Grabinsky, coordinadora de Sistemas Alimentarios de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas, indicó en entrevista que si bien la pandemia no generó pérdidas económicas significativas al sector primario, los productos alimentarios más afectados han sido los perecederos como los animales vivos, las frutas y hortalizas.
“Las compras de pánico que privilegiaron a alimentos no perecederos, el cierre de restaurantes y la caída en el número de consumidores en mercados a causa de los contagios provocaron el desperdicio de frutas, hortalizas y lácteos”, señaló.