“Tendrán que reventarla para detenerme y encarcelarme”, dijo Pablo Hasél, quien se atrincheró junto con un grupo de seguidores en la Universidad de Lleida, en Barcelona “para evitar el encarcelamiento”.
El rapero afirmó que estará indefinidamente en la universidad, pues considera injusto ser condenado por el gobierno español por cargos de insulto a la monarquía y enaltecimiento del terrorismo por sus mensajes publicados entre 2014 y 2016.
En esos tuits llamaba, por ejemplo, “mercenarios de mierda” a las fuerzas policiales y las acusaba de torturar y asesinar a manifestantes e inmigrantes.
Hasél tenía hasta el pasado viernes para entregarse y cumplir una condena de nueve meses, lo que ha provocado gran revuelo en toda España y llevado al gobierno a anunciar que suavizará las restricciones a la libertad de expresión, aunque no este caso en concreto.
“Tendrán que venir ellos a secuestrarme y también servirá para que el Estado quede retratado como lo que es: una falsa democracia”, dijo el fin de semana.
El músico recibió un manifiesto con firmas de apoyo de personalidades de la cultura de su país como Pedro Almodóvar, Javier Bardem, Joan Manuel Serrat, Luis Tosar, Fernando Trueba, Pedro Guerra y Fermín Muguruza, entre otras 200. Esto presionó al gobierno a aliviar las penas por “excesos en el ejercicio de la libertad de expresión”. No obstante, no dijo que indultaría al músico, a quien había solicitado que se entregara por cuenta propia.
“Tratamos de visibilizar lo que está pasando, (...) que se interiorice que esto es un gravísimo ataque contra nuestras libertades, no sólo contra mí”, destacó Hasél, conocido por sus opiniones radicales.
Rey “mafioso”
Sus letras y tuits, que incluían referencias a grupos prohibidos por el gobierno, comparaban a un tribunal con los nazis y llamaban mafioso al rey emérito Juan Carlos, lo que fue declarado por un tribunal como incitación a la violencia e insulto a la monarquía.
Hasel y una veintena de simpatizantes utilizaron una cadena con un candado para cerrar la entrada principal de uno de los edificios de la universidad de Lleida, donde se atrincheraron. La policía aún no ha aparecido.
“No sabemos si van a venir dentro de media hora o unos días”, dijo el rapero. Agregó que se enfrenta a dos años entre rejas porque no piensa pagar la multa que forma parte de la condena.
En una muestra de apoyo, la artista local Cinta Vidal pintó un grafiti en un pueblo cercano a Barcelona en el que se representa a Hasel cantando y siendo pintado por el rey emérito Juan Carlos con una brocha de rodillo. “No puede ser que un artista por expresar sus ideas vaya a la cárcel, me parece algo profundamente injusto”, expresó Vidal, de 38 años.
La plataforma Libertad Pablo Hasél anunció ayer en Twitter que el músico está en el rectorado “para evitar el encarcelamiento”.
La Fiscalía de la Audiencia Nacional ya contestó al recurso de súplica presentado por el rapero sobre la ejecución de la condena.
“Estoy encerrado junto a bastantes solidarios en la universidad” tuiteó.
Una portavoz de la universidad confirmó que el músico estaba en el edificio del rectorado con “una veintena” de simpatizantes, pero indicó que la situación era de calma y que la policía no estaba en el lugar.
En entrevista telefónica con Afp, Hasél había dicho el viernes que no se presentaría por sus propios medios. “Tendrán que venir ellos a secuestrarme”.
Ante el escándalo mediático, el gobierno de Pedro Sánchez prometió la semana pasada que planteará “una revisión de los delitos relacionados con excesos en el ejercicio de la libertad de expresión”, con el objetivo de que se impongan penas “disuasorias”, no de cárcel.
El gobierno anunció que hará cambios al código penal nacional para eliminar las sentencias a prisión por ofensas que involucren la libertad de expresión. No mencionó específicamente a Hasél ni fijó una fecha para los cambios.
Los cambios al código bajo una nueva Ley de Seguridad Pública, conocida como ley mordaza, se hicieron en 2015 cuando gobernaba el Partido Popular y han sido criticados desde entonces por grupos de derechos humanos y organizaciones internacionales.
El caso de Hasél recuerda al del rapero balear Valtonyc, quien en 2018 se marchó a Bélgica horas antes de entrar en prisión para cumplir una condena por injurias al rey, enaltecimiento del terrorismo y amenazas en sus canciones.