Como para confirmar lo que mucha gente piensa hoy de la política, los partidos han levantado una gran carpa donde caben luchadores, actores, actrices, cantantes, ex futbolistas y hasta uno que otro prófugo de programas de televisión.
Es notorio el desprecio de los partidos por el quehacer político. Al abandono de los principios y el triunfo de la ambición, sólo queda esta burla, esta humillación a la ciudadanía, a la que menosprecian. El axioma es terrible: a falta de ideas, futbolistas.
Hasta donde sabemos, la organización Redes Sociales Progresistas –cualquier cosa que eso signifique– ha preparado el mejor show: tres luchadores –Tinieblas, Carístico y Blue Demon Jr, enmascarados los tres–, un actor y una actriz componen su propuesta política.
Pero no son los únicos, Acción Nacional también tiene lo suyo: un ex clavadista y una antigua miss Universo habrán de pintarse de azul para representar las ambiciones panistas. Un futbolista será lanzado por el Verde y una cantante le hará el favor a Movimiento Ciudadano. El PES pescó a un ex futbolista, como si no hubiera aprendido de la vergüenza Cuauhtémoc Blanco, y el PRI, que hace mucho puso el ejemplo, invitó a un fugado del Big Brother para acompletar su cuadro.
Y para que no exista diferencia, Morena tomó la sabia decisión de escoger a un ex entrenador de futbol para lanzarlo a una presidencia municipal. Definitivamente, uno podría decir, luego de ver esta lista, que en este país se acabaron los políticos, pero el show debe continuar.
No obstante, con muchas dificultades, señalados y cuestionados, algunos hombres y mujeres estudiosos de la ciencia política han logrado meter su registro para aspirar a un puesto público.
Pero no han entendido, estos últimos, que la política ha cambiado, que no se trata, ahora, de darle paso a las ideas ni construir las leyes que mejoren la convivencia, sino de conseguir los votos que aseguren los dineros suficientes para mantener a los líderes, a los dueños de esos partidos.
¿Cómo discutir con el señor Tinieblas la conveniencia de reformar algún artículo constitucional sobre educación, por ejemplo? ¿Sería a tres caídas sin límite de tiempo? Ya es hora de frenar este caos.
No se trata, desde luego, de subestimar la sapiencia ni el trabajo de los invitados a participar en las lides de las cámaras o en los gobiernos de los estados o sus presidencias municipales, no, pero lo mejor sería que el César se ocupara de lo suyo y los políticos de lo que les corresponde.
De pasadita
Comenzó la vacunación contra el Covid-19 en la Ciudad de México. La gente mayor formó filas asistidos, en el mejor de los casos, por un familiar, pero en muchos otros por bastones, andaderas, banquitos o como fuera, pero allí estaban, en espera de la vacuna que los libere del encierro y les dé tiempo de seguir luchando en la vida.
El primer día no fue fácil. La logística, ese otro bicho que ataca con frecuencia los actos oficiales, principalmente, infectó los proyectos establecidos y obligó a retrasos que pagaron con esfuerzos los mayores que esperaron su turno con paciencia.
Eran guerreros de casco blanco que derrotaron las maledicencias, que no se dejaron vencer por el rumor o las campañas que los invitaban a la derrota.
En tres alcaldías de la ciudad la meta era lograr que 35 mil adultos mayores recibieran la primera dosis de la vacuna. Hubo quienes esperaron hasta tres horas para recibir el biológico, y también recibieron las apenadas palabras de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, que ofrecía disculpas por los atrasos y la intromisión del bicho de la logística, que si no falló del todo sí puso en aprietos a estos combatientes que ya ganaron las primera batalla.