La riqueza por habitante en México retrocedió a su menor nivel en dos décadas tras la crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19. Sólo se encuentra por arriba de lo registrado en 1995, muestran datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Cruces entre el Censo de Población y Vivienda y el producto interno bruto (PIB) exhiben una caída de 9.7 por ciento en el PIB per cápita de los pasados 20 años y de 9.6 por ciento en la pasada década; lo anterior luego de que en el segundo semestre del año pasado se registrara el mayor declive en la actividad económica desde que el organismo tiene registro.
El PIB per cápita es un indicador que exhibe el valor de todos los bienes y servicios finales generados y disponibles por habitante; es un promedio y no muestra cómo se distribuye ésta riqueza. Sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) asocia su bajo crecimiento al escaso avance en la productividad laboral y en otros organismos sus consecuencias con el nivel de pobreza.
Los datos del Inegi muestran que en el segundo semestre del año pasado, la riqueza por habitante era de 119 mil 808.4 pesos; 12 mil 749.6 menos que los 132 mil 558 de hace una década y también por debajo de 132 mil 623 del PIB promedio de inicios del siglo. El cotejo se hace con datos desestacionalizados y a precios constantes de 2013, base que usa el organismo para igualar el valor del indicador.
Si bien hay una caída de casi 10 por ciento en el PIB per cápita respecto de los dos censos previos a 2020, también responde a que entre 2000 y 2010, las administraciones de los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, el crecimiento de la riqueza por habitante se estancó. Varió cero (en concreto -0.05 por ciento), cuando una década antes avanzó 18.3 por ciento.
Al revisar por lustro, el PIB per cápita del año pasado se redujo 17 por ciento respecto al de 2015, más de tres veces el 4.7 por ciento que cayó de 1990 a 1995, cuando la crisis económica resultó del freno súbito de flujos de capital del exterior hacia México y la devaluación del peso.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social mostró en una publicación que al observar la relación de largo plazo entre los niveles de pobreza por ingresos y el comportamiento del PIB per cápita entre 1992 y 2008, los indicadores tuvieron evoluciones en forma de espejo; “es decir, los niveles de pobreza observados crecen (o decrecen) en el sentido opuesto en el que lo hace el PIB”.