El 17 de julio de 2014 en que el Senado aprobó la Ley de la Industria Eléctrica, cuya modificación se discute actualmente en el Congreso, los legisladores de izquierda de aquella legislatura, entre ellos Manuel Bartlett, Dolores Padierna, Zoé Robledo, Alejandro Encinas y Miguel Barbosa, advirtieron que la pretensión era desmantelar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Fue una sesión de casi seis horas, en el que PRI y PAN impusieron su mayoría y lograron que la Ley de la Industria Eléctrica, reglamentaria de la reforma energética, se aprobara con 92 votos a favor y 27 en contra, pero perdieron el debate, ya que muy pocos priístas y blanquiazules subieron a tribuna a rebatir los argumentos de la oposición.
Es “una estafa” contra el pueblo mexicano, recalcó en tribuna el entonces coordinador del PT en el Senado, Manuel Bartlett, ahora director de la CFE y pidió a priístas y panistas “no cantar victoria”, ya que, dijo, en las próximas elecciones “van a ser barridos”. El pueblo, les dijo, entiende muy bien que entregaron a empresarios el mercado eléctrico y la infraestructura de la CFE, que se construyó con el esfuerzo, los recursos de millones de mexicanos, hasta convertirla en una de las diez empresas públicas más importantes del mundo.
Igualmente, Dolores Padierna, entonces senadora del PRD, destacó que a la CFE la dividían en empresas filiales, que actúan de manera independiente, sin poder relacionarse para reducir su competencia con los privados y luego ir vendiendo poco los fragmentos, hasta desaparecerla. La ahora diputada de Morena comentó recientemente que incluso se creó la filial “CFE Intermediación de Contratos Legados”, que obliga a la comisión “a trabajar al servicio de las empresas privadas a pesar de que son sus rivales comerciales”.
Durante esa sesión de hace casi siete años, que encabezó el presidente del Senado en ese momento, el priísta Raúl Cervantes, prácticamente los 27 perredistas y petistas –que luego integraron la bancada de Morena– insistieron en que no se aprobara la reforma.
Zoé Robledo, actual director del IMSS), leyó parte del discurso de López Mateos, cuando nacionalizó la industria, en el que alertó del riesgo de que “a futuro algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país” intentaran entregarla de nuevo a extranjeros.
El hoy subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, rechazó el argumento de priístas y panistas de que la electricidad bajaría de precio. “No sigan mintiendo”, dijo, eso no va pasar, la experiencia mundial demuestra que las privatizaciones eléctricas encarecen las tarifas.
Coordinador de la bancada del PRD en ese julio de 2014 y hoy gobernador de Puebla, Miguel Barbosa advirtió que esa legislatura pasaría a la historia como la del oprobio, mientras que el fallecido Manuel Camacho Solís resaltó desde tribuna que muchos de los que iban a avalar esa reforma lo hacían “por cálculo” para ser gobernadores.
La predicción se cumplió en el caso de los panistas Francisco Domínguez y Francisco García Cabeza de Vaca, ahora gobernadores de Querétaro y Tamaulipas.