Numerosos eventos dolorosos nos rodean en relación con la pandemia del SARS-CoV-2, es importante preguntarnos sobre los efectos que tiene en los paisanos que residen en Estados Unidos. El dato más robusto y lamentable es el de personas fallecidas, de los 11.8 millones de migrantes mexicanos que viven en ese país (5 millones indocumentados) se han identificado 3 mil 684 personas fallecidas por Covid-19 al 18 de enero de 2021. Los estados donde más decesos se han registrado son California, Nueva York, Texas, Illinois y Arizona. Mientras tanto, en México se detectaron 49 decesos por el virus entre la población inmigrante que arriba a nuestro territorio.
En esta ocasión, comento un trabajo de Miguel Moctezuma Longoria titulado SARS-CoV-2: Exclusión social y de salud de los migrantes en Estados Unidos: antesala de retorno a México, que analiza los efectos de la exclusión de los migrantes al acceso a la salud y a recibir cualquier otro apoyo, lo cual se basa, desde su punto de vista, en un sistema mixto donde predomina el servicio de salud privado, pero sobre todo en la ideología nacionalista y nativista del Estado: “la democracia moderna está edificada desde un esquema social que reconoce derechos a sus ciudadanos y niega esos mismos derechos o parte de los mismos a quienes no lo son”.
Mientras en el territorio mexicano se dispone de un sistema de salud pública con todo y su desmantelamiento previo, en Estados Unidos predomina un sistema de salud privado e inalcanzable para muchos. A pesar de la retención de impuestos que por ley se hace a todos, los inmigrantes indocumentados no cuentan con acceso al sistema de salud. Están, además, las dificultades del cruce fronterizo y la ausencia de derechos; emigran de México en las mejores condiciones de salud, cotizan como trabajadores y consumidores y durante el año llegaron al país vecino a enfrentar a su suerte con el contagio por Covid-19.
La ausencia de pruebas de laboratorio se convirtió en una variable que agravó la pandemia entre inmigrantes, quienes suelen vivir en hacinamiento. Algunos de los contagiados no solicitan la prueba de laboratorio del Covid-19 por costosa o para evitar la estigmatización, de ahí que la letalidad en Nueva York es más alta entre inmigrantes que entre nativos. Lo paradójico, señala el también investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas, es que discriminar y excluir del derecho a la salud a los inmigrantes se transforma, hasta cierto grado, en un probable contagio para toda la sociedad; razón que obliga a las sociedades receptoras a concebir los contagios por Covid-19 como política pública, sin excluir a los inmigrantes, especialmente cuando forman parte estructural de su base laboral.
Además de la exclusión del sistema de salud, están las consecuencias económicas del Covid-19 en Estados Unidos: ausencia de apoyos a los inmigrantes, parálisis de la economía, crecimiento del desempleo, clausura de pequeños negocios de hispanos y el clima de incertidumbre y persecución que se promueve por el Estado y la sociedad (el estudio se hace bajo la administración de Trump).
El autor anticipa la alta probabilidad de que se desate una nueva ola de retornos a México, similar a la que se vivió a partir de 2008. Se trata de un retorno de tipo familiar, de migrantes en edad laboral y reproductiva. Lo más difícil es la reintegración de los inmigrantes y la de sus descendientes.
México debe prepararse para recibir a los retornados, facilitar su integración y reinserción social, además han de promoverse iniciativas de empoderamiento transnacional en la sociedad estadunidense, fomentar alianzas con empleadores de mano de obra migrante, congresistas, alcaldes y las organizaciones no gubernamentales.
El trabajo de Miguel Moctezuma es más rico de lo aquí expuesto, forma parte de una publicación binacional que por 16 años consecutivos realiza la Secretaría de Gobernación, a través del Consejo Nacional de Población y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley. Busca generar recomendaciones de política pública ante la realidad en torno a la salud que vive la población mexicana y latinoamericana que migra hacia Estados Unidos.
En la edición de 2021, que se presenta este 17 de febrero, se exponen las condiciones de vulnerabilidad y desigualdad desde distintas aristas: trastornos sicológicos ante las políticas restrictivas, estrategias de resiliencia, acceso a servicios médicos antes y después de la implementación de la Ley de Reforma de Salud Integral (bajo la presidencia de Barack Obama), vulnerabilidades de la población migrante calificada, violencia de género y los desafíos de ser mujer y ser migrante. Fue coordinada por Rafael López Vega y Alejandra Reyes, del Conapo, así como Liliana Osorio y Xóchitl Castañeda, de la Universidad de California en Berkeley (consulte en: http://www.conapo.gob.mx/en/CONAPO/ Acervo_publicaciones_en_linea).