En semanas recientes, el flujo de migrantes indocumentados que cruzan territorio mexicano para tratar de llegar a Estados Unidos se incrementó, motivado en gran medida por la crisis económica y ambiental en Centroamérica, pero también por la expectativa no fundada de que la administración de Joe Biden permita en breve su ingreso al país.
Así lo afirmaron organizaciones civiles de derechos humanos, las cuales advirtieron que esta situación genera mayores presiones para los albergues civiles de apoyo a las personas en contexto de movilidad y más riesgo de hacinamiento en las estaciones del Instituto Nacional de Migración (INM).
Alberto Xicoténcatl, director de la Casa del Migrante de Saltillo, indicó que en dicho recinto han notado un alza hasta de 50 por ciento en el flujo de usuarios, debido en gran medida a las condiciones de violencia y pobreza en Centroamérica, incrementadas aún más por los huracanes que azotaron la región en estos meses y por la pandemia de Covid-19.
De igual forma, señaló el activista, en muchos migrantes existe la idea equivocada de que Estados Unidos reactivará de inmediato su política de asilo y podrán cruzar la frontera de inmediato, lo cual implica el riesgo de que los albergues civiles se vean rebasados por la demanda, y que muchos de los viajeros sean detenidos en condiciones precarias por el INM.
Por su parte, Yuriria Salvador, coordinadora del área de cambio estructural del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, consideró que la política de Estados Unidos en materia de migración es más discursiva que de fondo, por el momento, por lo que los cambios en este sentido no serán rápidos.
Tras recordar que en la frontera norte de México hay cerca de 70 mil solicitantes de asilo “varados”, la experta coincidió en que existe un aumento en los flujos migratorios por las condiciones sociales en Centroamérica, lo que ha generado cifras de detención similares a las que había antes de la pandemia, con el consecuente riesgo de contagio por Covid-19 en las estaciones migratorias.