Rangún. La oposición al nuevo régimen militar en Birmania se intensificaba este sábado con la aparición de grupos espontáneos de vigilancia vecinal para frustrar los arrestos de activistas antigolpistas, y una resolución en la ONU que pide la liberación de Aung San Suu Kyi.
Desde muy temprano este sábado comenzaron las manifestaciones, que horas más tarde reunían a varias decenas de miles de personas.
Manifestantes, que levantaban tres dedos en señal de resistencia, se concentraron en el centro de Rangún, capital económica del país, y el tráfico se detuvo en un concierto de bocinas para celebrar el aniversario del padre de la independencia birmana, el general Aung San, que habría cumplido 106 años el sábado.
Era el padre de Aung San Suu Kyi, la exjefa de facto del gobierno, derrocada por el golpe de Estado y ahora detenida en régimen de incomunicación en una residencia de Naipyidó, la capital administrativa.
Desde el golpe de Estado del 1 de febrero, "más de 350 políticos, representantes del Estado, activistas y miembros de la sociedad civil, incluidos periodistas, monjes y estudiantes han sido detenidos", indicó la ONU durante una sesión extraordinaria del consejo de derechos humanos, que tildó de "inaceptable" el uso de la violencia contra los manifestantes.
En esta reunión se adoptó una resolución que reclama la liberación inmediata de Aung San Suu Kyi.
El viernes por la noche se formaron espontáneamente comités de vigilancia ciudadana para intentar obstaculizar la detención de opositores.
En un video grabado en un barrio de Rangún, se ve a unos vecinos salir a la calle, desafiando el toque de queda instaurado a las 20H00, después de que corrieran rumores de una redada policial para arrestar a disidentes.
Haciendo ruido con ollas y sartenes, se preguntaban y contestaban a gritos: "Nosotros, los habitantes de San Chaung, ¿estamos unidos?". "¡Lo estamos, lo estamos!"
Comités ciudadanos antijunta
En Pathein (sur), conocida por sus sombrillas pintadas a mano, cientos de personas se dirigieron por la noche hacia el hospital público, algunas armadas con palos o barras de hierro, para intentar defender al responsable médico del centro, después de rumores de que el ejército lo había detenido.
En Rangún, médicos, estudiantes y empleados del sector privado caminaron por una de las principales arterias de la ciudad. Desoyendo la prohibición de reunirse, muchos enarbolaban los colores de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi, y otros llevaban retratos de la dirigente depuesta de 75 años, que lleva detenida 12 días.
"Retomaremos el trabajo solo cuando se restablezca el gobierno civil de la 'Madre Suu' Kyi. Poco importan las amenazas", declaró a la AFP Wai Yan Phyo, un médico de 24 años, antes de que la muchedumbre se dispersara al caer la noche.
Hubo protestas en otras ciudades, con jóvenes que cantaban rap y bailaban "danzas antigolpistas".
La mayoría de las protestas fueron pacíficas, pero la tensión era palpable.
Las fuerzas de seguridad dispersaron brutalmente una sentada en el sur del país. Varias personas resultaron heridas leves por balas de goma y por lo menos otras cinco fueron detenidas.
Al caer la noche, la policía anunció que tenía órdenes de detención contra prominentes activistas acusados de "usar su popularidad (…) para dañar la estabilidad del Estado".
Presión internacional
La situación en Birmania preocupa a nivel internacional.
Washington decidió bloquear los activos y transacciones en Estados Unidos de diez oficiales militares o exmilitares considerados responsables del golpe, incluido su jefe Min Aung Hlain. También apuntan a tres empresas del lucrativo negocio de las piedras preciosas que son propiedad o están controladas por el ejército.
Centenares de monjes budistas se reunieron ante la embajada estadounidense para llevar a cabo una plegaria.
Pero China y Rusia volvieron a apoyar al ejército birmano en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en el que sus embajadores aseguraron que se trata de un "asunto interno" del país.
Los gigantes de internet denunciaron un proyecto de ley sobre ciberseguridad que permitirá a la junta obligarlos a transmitir metadatos de usuarios.
Facebook, principal medio de comunicación para millones de birmanos, informó que reduciría la visibilidad del contenido gestionado por los militares porque asegura que el ejército difunde "informaciones falsas".
Los generales cuestionan las elecciones de noviembre, que la LND ganó por amplia mayoría.
Birmania ha vivido bajo el yugo de los militares durante casi 50 años desde su independencia en 1948, con represiones sangrientas en 1988 y 2007.