El experto en derecho internacional Juan de Dios Gutiérrez Baylón afirmó que la venta de piezas de origen precolombino en París no sólo es la subasta de joyas arqueológicas de la Nación, sino también “se puso precio a la diplomacia mexicana, y se le adjudicó a cualquier postor coleccionista”.
El catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) envió una carta a Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, con copia a este diario, donde expone su opinión: “La almoneda de nuestra historia ya se consumó”, señala en la misiva.
“La impericia caracterizó el manejo internacional de esta crisis, eso se potenció con una baja cultura de derecho internacional. Los cuadros profesionales de defensa jurídica internacional carecen de sistemas de selección y promoción meritoria, y las candidaturas para las instancias internacionales son ahora proclives al nepotismo: todo anunciaba esta crisis. Es posible que este tema tenga un desdén social por ser visto como asunto del indigenismo: el perfil de los orígenes extranjeros de la mayor parte de los empleados de la cancillería y el desapego nacional del segmento restante lo explicaría.
“La cultura, vendida en partes”
“De ser el caso, no tenemos que detenernos a discutir por nuestras visiones opuestas del pasado y esencia de México: la subasta no sólo dañó un patrimonio de antemano emocionalmente perdido, no; el remate declaró vendida en partes la apropiación de la cultura mexicana y puso el catálogo de la casa de subastas por encima de cualquier texto de enseñanza de la historia nacional.
“Si es que después se ofreció un brindis a las paletas exitosas, la anécdota que sobre todo divirtió a los convidados –quienes ubican al país de los mexicas como el actual país-Muro–, fue la poca dignidad internacional del Estado mexicano. Los nuevos propietarios compraron de manera agregada la estampa de unos diplomáticos mexicanos que lloraron frente a la casa de subastas.”
Agrega en su texto dirigido al canciller: “Las estrategias de recuperación que ustedes han divulgado están emparentadas con la propaganda, su utilidad es nula. El derecho internacional no es fácil ni en su enseñanza teórica, ni en su implementación litigiosa; sin embargo, es la única opción futura para un país como México.
“En la próxima encrucijada legal en torno de los intereses nacionales es su obligación solicitar ayuda con la antelación debida, de manera que podamos guiarlos con atingencia”, concluye.