Nueva York. Donald Trump cultivó las condiciones e “incitó a la insurrección violenta contra Estados Unidos” del 6 de enero para descarrilar el proceso electoral, y si él y su ejemplo no son condenados permanecerán como una amenaza a la democracia estadunidense, argumentaron los fiscales-diputados en el tercer día del juicio político al ex mandatario.
Al concluir la presentación de evidencia ante un Senado convertido en tribunal, con sus integrantes como jurado, el equipo de nueve diputados-fiscales documentaron cómo el asalto al Capitolio por sus seguidores es parte de un patrón del acusado, quien entendía perfectamente que estaba “incitando una insurrección violenta contra Estados Unidos”.
Si Trump permanece impune, advirtieron, este tipo de acción política violenta se repetirá por él mismo o por otros políticos. “No me asusta que Donald Trump busque elegirse en cuatro años, me asusta que lo haga y pierda, porque podrá hacer esto otra vez”, argumentó el diputado Ted Lieu, al señalar las consecuencias de que los senadores no lo declaren culpable.
Trump jamás ha aceptado responsabilidad por sus acciones y sus consecuencias, acusaron, y mantiene que todo lo que ha hecho “es lo apropiado”, incluyendo su discurso el 6 de enero antes del asalto al Capitolio. “Nunca condenó la violencia” ese día, señalaron, y más de tres horas después de los actos violentos, cuando finalmente envió un tuit solicitando que la turba se retirara y fuera a casa, concluyó declarando: “We love you”.
El jefe del equipo de diputados-fiscales, Jamie Raskin, insistió en que si Trump no es declarado culpable en este juicio, cuando intente hacer algo parecido en el futuro “no tendremos a nadie a quien culpar más que a nosotros mismos”.
“El impeachment no es para castigar, sino para prevenir…. estamos aquí para prevenir que las semillas del odio que (Trump) sembró rindan más fruto”, subrayó la diputada Diana DeGette, otra integrante del equipo de fiscales, ante el jurado.
“Seguimos órdenes”
Los participantes en el asalto al Capitolio, argumentaron, estaban actuando por instrucciones de Trump, y lo saben “porque los propios participantes lo afirman”. Mostraron videos, audios, mensajes por redes sociales y declaraciones ante tribunales donde los “insurreccionistas” declaraban que estaban siguiendo las instrucciones de Trump: “Nosotros tomamos órdenes de nuestro presidente”, declaró uno, y “Trump nos pidió que sitiáramos este lugar”, aseguró otro. “Estaban esperando las órdenes de Trump”, acusó DeGette, y ese día, en el mitin, Trump les dijo que fueran al Capitolio a frenar el proceso del conteo y certificación de los resultados electorales, y ellos cumplieron.
Raskin señaló que “existe un patrón y práctica de incitar a la violencia” por Trump a lo largo de su presidencia. Tal vez el ejemplo más alarmante que presentaron fue en abril del año pasado, cuando Trump atacó repetidamente a la gobernadora demócrata de Michigan, quien buscaba poner en marcha medidas de mitigación del Covid, tuiteando en un momento: “Liberen a Michigan”. Poco después, sus seguidores tomaron por asalto el capitolio estatal en Lansing, algo que los fiscales mostraron como “ensayo” para lo que sucedió en Washington el 6 de enero.
Trump no sólo nunca condenó ese ataque, sino que continuó atacando a la gobernadora. Meses después, autoridades federales arrestaron a 13 individuos, a quienes acusaron de planear el secuestro y asesinato de la mandataria. Nuevamente, Trump no condenó la violencia ni se comunicó con la gobernadora, sino que se quejó que ella “no le agradeció” que los federales hubieran desarmado el complot.
Señalaron otros incidentes en mítines de Trump, en los que ordenó sacar con violencia física a manifestantes que protestaban por esos actos, y cuando un legislador aliado de Trump atacó físicamente a un periodista que buscaba entrevistarlo, y el ex presidente celebró poco después, declarando que “ese es mi tipo de gente”. Y también los ejemplos en que se rehusó a denunciar actos de violencia de sus aliados extremistas de derecha.
Mostraron los tuits y retuits del magnate elogiando comentarios contra sus enemigos políticos, incluyendo uno de un simpatizante que escribió: “El único demócrata bueno es un demócrata muerto”. Luego fue arrestado por su papel en el asalto al Capitolio.
Repitieron que con todos estos antecedentes y con la promoción de la “gran mentira” de Trump, de que le habían robado la elección, durante meses, el presidente sabía exactamente lo que estaba haciendo al invitar a sus seguidores a que acudieran al Capitolio el 6 de enero.
Rechazaron argumentos de la defensa de Trump de que el ex mandatario estaba ejerciendo su libertad de expresión garantizada por la primera enmienda de la Constitución. “La incitación a la violencia no es protegida por la primera enmienda”, afirmó Raskin, quien fue profesor de leyes constitucionales durante casi tres décadas. De hecho, continuó, el asalto al Capitolio y otras acciones instigadas por Trump representan intentos para suprimir la libertad de expresión del pueblo y de sus representantes en el Congreso.
Los fiscales, al llegar al final de su presentación de la evidencia para el cargo contra el ex mandatario, detallaron los daños físicos y políticos del asalto promovido por Trump. Recordaron la pérdida de ocho vidas, más de 140 policías heridos, traumas entre legisladores y los integrantes de sus equipos, así como personal de apoyo, trabajadores de las cafeterías y de limpieza, entre otros en el Capitolio, todos colocados “en peligro mortal” ese 6 de enero.
“Este edificio, uno de los lugares más sagrados de la democracia estadunidense, fue profanado”, afirmó uno de los fiscales al comentar los robos y destrozos de la sede legislativa durante el asalto.
El diputado Joaquín Castro agregó que con el asalto al Congreso también fue dañado el prestigio, la influencia y hasta la seguridad nacional de Estados Unidos en el ámbito internacional. Sostuvo que adversarios como China, Rusia e Irán usaron el incidente para burlarse de la “democracia” estadunidense.
“No podemos permitir que ellos usen el 6 de enero para definirnos. Nosotros nos tenemos que definir por la manera en que respondemos al 6 de enero. El mundo nos está observando, preguntándose si somos lo que decimos que somos… Tenemos que defender el imperio de la ley”, concluyó, afirmando que “este juicio es una oportunidad” para demostrar que Estados Unidos sigue siendo un ejemplo para el mundo.
Los fiscales indicaron que el asalto instigado por el ex presidente tiene costos políticos que continúan hasta hoy, pues la amenaza de violencia por agrupaciones extremistas persiste aun después de lo ocurrido el 6 de enero. Recordaron que se tuvo que desplegar a más de 25 mil tropas de la Guardia Nacional en Washington para la toma de posesión de Joe Biden, así como en las 50 capitales estatales, y que esas medidas de seguridad siguen en pie.
“Esto es lo que Donald Trump le ha hecho a Estados Unidos… Miren el precio que estamos pagando”, resumió DeGette.
Raskin, al concluir, recordó que para mantenerse en el poder a toda costa, Trump estaba dispuesto a violar la Constitución que protege al pueblo de este país, y citó a Voltaire: “Quien pueda hacer que creas absurdos puede hacer que hagas atrocidades”.
Este viernes se inicia la respuesta a cargo del equipo de abogados de defensa de Trump.