La novela Catedrales pone en discusión absolutos como la Iglesia y la familia, sobre los que nos “educan a que no deben ser cuestionados”. Hay núcleos familiares en los cuales los padres golpean o han violado a sus hijos, “¿por qué hay que respetar esos códigos hasta esos extremos?”, dice la escritora y activista argentina Claudia Piñeiro, a propósito de su texto, que será presentado el 24 de febrero.
“La violencia contra las mujeres y el aborto se están empezando a mirar, pero no en detalle. Hay elipsis que la literatura no debe hacer para forzar un poco la cercanía del lector a algo que a lo mejor preferiría no ver”, señala la autora en entrevista.
Para Piñeiro (Burzaco, Buenos Aires, 1960), “también hay situaciones de dolor en las cuales las personas están muy incómodas en las familias que les han tocado. Un absoluto es sentir que si se enjuician determinados elementos de una familia, la sociedad entera se va a caer”.
Lo mismo pasa con el aborto. “A quienes están en contra les parece que si se autoriza una ley que tiene que ver con la salud de las mujeres, la sociedad puede caer toda. Lo mismo ha pasado cuando se discutió en Argentina el matrimonio igualitario: ¿Qué le va a pasar a la familia?, ¿a la sociedad? Y sin embargo, son ataduras, absolutos que deben ser revisados.
“La Iglesia es otro de esos absolutos. A veces nos cuestionamos la fe religiosa. Otra cosa es lo que impo-nen las instituciones religiosas, porque están compuestas por varo-nes que van diciendo determinadas cosas, porque los rangos de poder dentro de las iglesias históricamente los han ejercido los hombres. Todo eso nos afecta a nosotros.”
La narración publicada por Alfaguara gira en torno al hallazgo del cadáver de Ana, descuartizado y quemado, y el que “hay una verdad que se les viene retrasando, que no aparece desde hace 30 años y que está a punto de salir a la luz.
“A veces llegamos hasta el borde de la verdad, pero si damos un paso, entonces caemos en un abismo que no podemos tolerar. No todo el mundo está dispuesto a dar ese último paso. Existe la necesidad de la verdad a todo precio, pero también hay que reconocer que hay gente que no está preparada para escucharla.”
Piñeiro sostiene que “hay determinadas cuestiones en las que hay que obligar al lector a mirar. Detallar cada cosa que pasó con el cuerpo de Ana. A lo mejor algún lector siente que no es un tema que lo afecta. Si nosotros vivimos en una sociedad donde matan mujeres, donde pasan por un aborto clandestino, es un tema de todos”.
La narradora refiere que el título de novela hace homenaje al cuento “Catedral”, de Raymond Carver, en el cual “un no vidente le pide a alguien que le explique qué es una catedral y la persona no encuentra las palabras para hacerlo”. Deciden dibujarla, mano sobre mano, juntos. Esa acción se reproduce en la narración por Alfredo y su nie-to Mateo.
Fundamentalmente, el título tiene que ver con una pregunta de Jorge Luis Borges, citada en el libro, sobre la admiración de catedrales hechas hace siglos, “¿por qué cada hombre no construye su propia catedral? Tiene que ver con cuáles son las catedrales que nos sostienen a cada uno de nosotros, más allá de la obra arquitectónica y de ese tributo al Dios que sea”.
Claudia Piñeiro añade que en Catedrales “las mujeres son protagonistas del hecho. Una es Marcela, amiga íntima de Ana. Representa la amistad femenina: acompañar a lo que sea y guardar un secreto como sea. Sabe porque estuvo, porque acompañó. Y el hombre que debía acompañar en ese momento no lo hizo. No sabe porque no acompañó. Saber y no saber tiene que ver con los lugares que ocuparon hombres y mujeres en esta historia.
“También está el deseo de saber. Por ejemplo, Alfredo, que es el padre, quiere saber. Le cuesta y le lleva mucho tiempo, pero quiere. ‘Si yo me hubiera dado cuenta antes a lo mejor se hubieran evitado cosas’. Esa pequeña cuota de responsabilidad le toca por no haber estado. Algunos de esos personajes masculinos tienen el deseo de ver, más allá de que les haya costado mucho más que a los femeninos.”
La narradora sostiene: “sé que hay un lector, pero no sé quién es. De ninguna manera pienso que van a ser mujeres u hombres. Bertolt Brecht decía que escribía para Carlos Marx sentado en la tercera fila. Yo no tengo esa precisión”.
Afirma que los hombres pueden acercarse a esta lectura si no quieren “ser como los personajes que están no enterándose de nada, porque el mundo también es esto. Por suerte, ahora los lectores varones leen con la misma universalidad con la que siempre hemos leído las mujeres.
“Fuimos educadas armando el universal que incluye a lo masculino. Los hombres de a poco van aprendiendo también que lo universal incluye lo femenino y estas historias también los interpelan, porque para que pase lo que le pasó a Ana hay muchos hombres involucrados.”
La presentación de la novela Catedrales será transmitida el 24 de febrero, a las 19 horas, a través de la página en Facebook de Librerías Gandhi.