Alguna vez he dicho cómo me impresionó una frase de Así hablaba Zaratustra, a éste referida: “–Mírale, ¿no camina como si danzase?” Y cómo ante la televisión (aún blanco y negro), viendo Carmen con Alicia Alonso me sorprendí otra lejana vez diciéndome: “–¡Está bailando!” (Lo hacía tan natural, le era tan connatural, que se olvidaba uno).
Acabo de topar con un pasaje de Plotino gracias a Roberto Calasso: “La actividad de la vida es artística del modo como puede serlo el movimiento del que danza: el danzante mismo se asemeja a una vida que es artística de ese modo; es decir, es el arte mismo el que mueve al danzante y lo mueve artísticamente, sin duda porque la vida misma es artística de algún modo”.
¿El arte del movimiento es el arte del arte, a más del de la vida? Pregunta tamaña no puede ser aquí contestada. Mas la técnica conocida como action painting (si es que técnica y no ritual, y cuyo alcance, cierto, no se limita a Pollock) resulta –en artes plásticas– de facto una respuesta. Y en mi recuerdo entreveo a Roland Barthes privilegiando la opresión del índice contra el obturador de la cámara sobre –curiosamente– la mirada en el arte fotográfico.
Merleau-Ponty: “El pintor ‘aporta su cuerpo’, dice Valéry. Y, en efecto, no se ve cómo un Espíritu podría pintar. Es prestando su cuerpo al mundo como el pintor cambia el mundo en pintura”. Y el bailarín –¿todo artista?–, estableciendo contacto material con la materia (tocando más que cualquier otra cosa, al transitarlo, el espacio), transmútalo en contacto espiritual, sin que lo material pierda en verdad terreno –algo que José Coronel Urtecho en algún aforismo precisa con nitidez.
[La poesía, ese “ejercicio respiratorio” (Paz), no hay respiración sin movimiento, moduladamente presente en cualquier grupo de versos, esa modulación del aliento indispensable en todo baile, danza, coreografía, principio es e hilo (guía) de toda creación].
Nos queda muy poco espacio para decir lo que queríamos decir: que todo arte es en el fondo arte del tiempo, arte del tránsito (tránsito –entre otras posibilidades– de lo material a lo espiritual), o: del espacio tocado por el cuerpo animado en movimiento; que el arte de todo arte es, como el arte de toda vida, de la vida, a su modo, “de algún modo”, danza.