Nueva York. El primer día del juicio político contra Donald Trump concluyó con un voto aprobando la constitucionalidad del proceso contra el ex presidente acusado de incitar la violencia contra el gobierno de Estados Unidos, a pesar de argumentos de sus abogados de que es sólo otra maniobra partidista para anular el poder político y futuro electoral del ex mandatario y sus millones de simpatizantes.
Al iniciar la sesión, el líder de la mayoría demócrata del Senado, Charles Schumer, declaró: “estos son los cargos más graves jamás presentados contra un presidente de Estados Unidos en la historia”.
“Esto no puede ser Estados Unidos”, argumentó Jamie Raskin, el jefe del equipo de nueve diputados que actúan como fiscales en el proceso, al recordar lo ocurrido el 6 de enero con el asalto al Capitolio por fanáticos de Trump para interrumpir el proceso constitucional de certificar el voto electoral.
En la presentación más emotiva y efectiva del día, Raskin incluso lloró al recordar cómo su hija menor, quien lo había acompañado ese 6 de enero al proceso de certificación del voto en el Capitolio, y quien quedó separada en el caos cuando invadieron el recinto y evacuaron a los diputados, que al final de la violencia de ese día cuando muchos pensaban que iban a morir, le dijo que nunca más regresaría al Congreso, y que eso le partió el corazón.
“Gente murió ese día”
También recordó a colegas y asistentes llamando a familiares para despedirse, pensando que podrían morir ahí. “Gente murió ese día, oficiales tuvieron daños cerebrales, los ojos de algunos les fueron sacados, un oficial sufrió un ataque cardiaco, otro perdió tres dedos”, contó.
“Esto no puede ser nuestro futuro…. No podemos tener a presidentes incitando y movilizando a la violencia de turbas contra nuestro gobierno porque rehúsan aceptar la voluntad del pueblo bajo la Constitución de Estados Unidos”, declaró Raskin.
Los diputados-fiscales mostraron un video documentando el violento asalto al Capitolio poco después de que Trump los convocó a emprender acciones contra el supuesto fraude, rompiendo ventanas y puertas, ingresando a los pasillos y las salas del Senado –donde este juicio se está realizando– y la Cámara bajo la fuerza, enfrentamientos con policías y gritos de “traidores” contra legisladores (https://www.youtube.com/watch?v=ivVOPWrFfW4).
Fue un “delito constitucional”, afirmó Raskin, quien acusó que las imágenes, las declaraciones del entonces presidente y las experiencias de quienes vivieron ese asalto, como él, comprueban que Trump “incitó una insurrección violenta” contra el gobierno.
El diputado David Cicilline continuó presentando el caso de los fiscales; señaló que el presidente incitó a la turba a que llegara al Capitolio “para asesinarnos” y que Trump “permanece como una amenaza a la democracia”. En respuesta a críticos que afirman que el proceso sólo llevará a más división en el país, Cicilline declaró: “no puede haber unidad sin rendimiento de cuentas”.
Los defensores de Trump, quienes evadieron abordar el contenido mismo de la acusación y la evidencia presentada, esencialmente acusaron a los demócratas fiscales de usar el juicio político para fines partidistas.
David Schoen denunció que los demócratas son “unos elitistas” que desean “eliminar” al magnate del escenario político-electoral. Están “usando este proceso para privar del derecho al voto a 74 millones de ciudadanos con los que están en desacuerdo”, es decir, el voto pro-Trump en la elección, acusó. Agregó que con ello están buscando inhabilitar al ex Ejecutivo “para que no concurse de nuevo” y deshacerse así de él y sus bases.
Intentan argumentar una violación al debido proceso
A la vez, intentaron calificar el proceso no sólo de una transgresión constitucional, sino de una violación al debido proceso y derecho a un juicio imparcial a Trump. Más aún, insistieron en que el magnate es un “ciudadano privado”, y no está sujeto a un juicio político.
Sin embargo, vale recordar, como lo hizo Schumer, que los demócratas propusieron iniciar el juicio mientras Trump aún era presidente, pero que el liderazgo republicano rechazó esa opción.
Pero la defensa no rechazó las acusaciones de que Trump “incitó a la insurrección” para descarrilar el proceso constitucional.
Schoen advirtió que el juicio, si procede, “desgarrará al país”, será visto como un ataque contra los millones que votaron por Trump, todo por “objetivos” políticos, y promover una postura “radical”, todo lo cual ofrecerá a “los enemigos” de Estados Unidos la visión de un “país dividido”.
Cuatro horas de debate y voto
Al final, después de unas cuatro horas de debate y voto, el Senado aprobó la constitucionalidad del proceso por un voto de 56 a favor y 44 en contra (para esto sólo se necesitaba una mayoría simple). Eso implica que seis republicanos se sumaron a los 50 demócratas.
Analistas señalaron que aun después de la presentación del video, de los argumentos iniciales, que 44 republicanos no estuvieran dispuestos a aprobar la constitucionalidad del proceso indica que es muy improbable que se logre obtener los 17 votos republicanos que se necesitan con los 50 demócratas para declarar culpable a Trump (dos tercios del Senado).
El comentarista y crítico Robert Reich preguntó; “¿cómo se puede tener un juicio imparcial si entre el jurado están co-conspiradores?”
Con ello, el juicio procede a partir de este miércoles y hasta el fin de semana con un periodo hasta de 16 horas para cada lado con el fin de presentar y disputar evidencia y ofrecer sus argumentos. Aún no se ha determinado si se solicitarán declaraciones de testigos o si se procederá más rápido a la conclusión del proceso a principios de la próxima semana.
Sólo se han realizado cuatro juicios políticos de presidentes en la historia de Estados Unidos, Trump tiene la mitad de ellos.
La sesión en el Senado se inició con esa curiosa intervención divina muy estadunidense que pareciera anular la separación de Iglesia y Estado, con el reverendo oficial del Senado, Barry Black, ofreciendo una oración: “que Dios, autor de la justicia, tome control de este juicio, de este impeachment”.