Naipyidó. La policía disparó este martes balas de goma, gas lacrimógeno, chorros de agua e incluso fuego real a los manifestantes que nuevamente protestaron contra el golpe de Estado en distintas ciudades de Myanmar, en pleno desafío a las recientes prohibiciones y advertencias de las autoridades militares de no realizar grandes reuniones en todo el país.
El gobierno de Estados Unidos y la Organización de Naciones Unidas condenaron por separado la fuerza contra los manifestantes, mientras Nueva Zelanda suspendió sus relaciones políticas y militares con Myanmar tras el golpe de Estado.
En la capitalina Naipyidó, donde miles protestaron por cuarto día consecutivo, las fuerzas dispararon municiones “al aire como advertencia y luego usaron balas de goma contra los manifestantes”, informó un habitante de la ciudad a la agencia Afp.
Un hombre de 39 años y una mujer de 19 se encuentran en estado crítico, luego de ser tiroteados, aseguró un médico citado por el servicio de noticias independiente Myanmar Now, aunque las autoridades golpistas o depuestas, ni alguna organización, confirmaron los incidentes.
Poco antes la policía utilizó cañones de agua para dispersar a un pequeño grupo de manifestantes que ante la barrera de las fuerzas del orden, gritaba: “¡Paren la dictadura militar!”.
La televisión estatal informó de las lesiones a los elementos policiales durante los choques, pero no refirió sobre los civiles heridos en la jornada.
En Mandalay, la segunda ciudad más grande del país, se emplearon cañones de agua y gas lacrimógeno para dispersar a los miles de inconformes que ondeaban banderas de la Liga Nacional por la Demo-cracia (LND), partido de la depuesta Aung San Suu Kyi, pero testi-gos aseguraron que se disparó hacia el aire en al menos dos ocasiones. Más de 50 personas fueron detenidas, reportó el diario Myanmar Times.
Exigen liberar a Aung San Suu Ky
En las movilizaciones –que en esta jornada también se detectaron en Rangún, Bago, Dawei y Magwe– lo inconformes visten de rojo, color de la LDN, piden la liberación de Aung San Suu Kyi de otros miembros del partido gobernante, muchos de ellos detenidos desde el primero de febrero tras la asonada, y realizan el ya emblemático saludo de tres dedos levantados en señal de resistencia frente a los militares.
La junta militar también impuso una la ley marcial y prohibió las reuniones de más de cinco personas en 10 zonas del país, donde se han registrado más movilizaciones desde el pasado fin de semana, según el portal de noticias The Irrawaddy.