Cientos de personas se volcaron ayer a las plazas comerciales y tiendas departamentales para “salir del encierro, distraerse o aprovechar las ofertas”, lo cual derivó en largas filas y tiempos de espera para ingresar a los parques Delta y Lindavista.
Tras ocho semanas de permanecer cerrados, debido a la implementación del semáforo rojo por el Covid-19, la gente acudió desde temprano a formarse e ingresar a las tiendas a comprar ropa, zapatos o accesorios, con descuentos de hasta 60 por ciento y a meses sin intereses.
La reducción del aforo a 20 por ciento de la capacidad de la tienda y una permanencia de 30 minutos no impidió que acudieran solas o en compañía de dos o tres personas, pese a que las autoridades sugirieron que fuera una por familia.
El personal de seguridad o de la tienda, según fuera el caso, se encargó de que la gente se registrara mediante el código QR antes de ingresar, a fin de detectar posibles redes de contagio y el gobierno pueda avisarles en caso de coincidir con una persona contagiada.
La gente que ingresó a establecimientos ubicados en las plazas comerciales o las tiendas departamentales permanecieron más de 30 minutos para “cazar una buena oferta y hasta nueve meses sin intereses para hacernos de ropita”, comentaron algunos entrevistados.
En una tienda departamental del Centro, la gente esperó en fila a que salieran los que habían entrado y poder pasar, “aunque algunos se enojan, pero te puedes volver a formar”, expresó Lupita López, quien ya lo había hecho en dos ocasiones.
En un recorrido por algunas de las 601 tiendas departamentales y centros comerciales que retomaron actividades, su personal señaló que no abrirán las 24 horas, sino en horario de 11 a 21 horas de martes a jueves, 10 a 22 viernes y sábado y 11 a 21 horas los domingos.
La falta de seguridad, el bajo aforo impuesto por las autoridades, la inseguridad en las calles y el alto costo de personal y operación “hacen inviable que las tiendas departamentales estén abiertas todo el día, de acuerdo con nuestros jefes”, dijeron trabajadores.
En Parque Delta, ubicado en avenida Cuauhtémoc y viaducto Miguel Alemán, y en Parque Lindavista, en Colector 13, se observaron largas filas para ingresar, lo que los llevó a una espera de entre 15 y más de 30 minutos.
La mayoría acudió con un familiar o amigo, también para “comprar, platicar o comer en alguno de los restaurantes que han sacado sus mesitas”, coincidieron en señalar por separado Toño, José y Francisco.
Lorena comentó que es muy satisfactorio que “los empleados de las tiendas utilicen caretas, cubrebocas y que el personal sea muy estricto en pedir el QR a los clientes al ingresar, y como cliente uno se alinea”.
Gabriela, asidua visitante a Parque Delta, consideró que la reactivación de la economía “es la punta del iceberg para poder sostener a las familias y que el dinero empiece a circular”.
Los entrevistados confiaron en que la gente cumplirá con las medidas sanitarias para que no vuelvan a cerrar, como sucedió el 19 de diciembre.