Una investigación realizada por el equipo médico del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) en la Ciudad de México reveló que aunque las causas de mortalidad por Covid-19 fueron similares a lo reportado a nivel nacional y mundial, en ese nosocomio 45 por ciento de las personas que fallecieron entre el 26 de febrero y el 5 de junio de 2020 no tuvieron la cama con ventilador que necesitaban. Los decesos se dieron por insuficiencia respiratoria.
En ese instituto la reconversión hospitalaria, que implicó subir de 14 a 42 camas con ventilador, no alcanzó para atender la demanda de enfermos graves, señalan los especialistas en el estudio, cuyos resultados se publicaron en la revista científica internacional Plos One de Estados Unidos.
También resaltan que con el paso del tiempo la letalidad ha bajado por factores diversos, como la mejoría por una mayor experiencia en el manejo clínico de los enfermos y la incorporación de tratamientos útiles, principalmente la dexametasona, que disminuye la mortalidad en personas con cuadros graves.
La elevada mortalidad que se ha registrado en el país por causa de las complicaciones graves del coronavirus se debe a factores de riesgo, como las enfermedades prexistentes en los afectados, entre otras obesidad, diabetes e hipertensión arterial, así como las condiciones de pobreza, carencia de acceso a servicios médicos, vivir en lugares alejados y otras situaciones socioeconómicas, señalan los médicos del INCMNSZ.
Advierten que ha habido otro elemento determinante: la sobresaturación de los hospitales, fenómeno recurrente en América Latina y todavía poco explorado. Este aspecto, afirman, ha tenido un papel esencial en la mortalidad hospitalaria.
En el caso de México, la disponibilidad de camas de cuidados intensivos (con ventilador) es de 1.5 por 100 mil habitantes. Es la mitad de lo que tenía China, 10 por ciento de las que hay en Italia y entre 0.04 y 0.05 por ciento de la capacidad de atención en Alemania y Estados Unidos, respectivamente.
El artículo también refiere que el retraso en el acceso a una cama de cuidados intensivos es otro factor que influye en el incremento de la mortalidad.
Sobre lo observado en el instituto entre febrero y junio del año pasado, advierten que todos los pacientes que ingresaron a la Unidad de Cuidados Intensivos requerían asistencia mecánica ventilatoria.
En ese lapso que comprendió la investigación, en el INCMNSZ fueron admitidas 800 personas adultas con diagnóstico confirmado de Covid-19. De ellas, 61 por ciento eran hombres, 85 por ciento tenían sobrepeso u obesidad, 30 por ciento hipertensión y 26 por ciento diabetes.
Del total de personas estudiadas, 559 se recuperaron (69.9 por ciento) y 241 murieron (30.1 por ciento). Entre quienes superaron la enfermedad, 101 tuvieron asistencia mecánica ventilatoria, mientras 458 estuvieron en camas generales de hospitalización.
Respecto de los pacientes que fallecieron, el reporte de investigación señala que 45.6 por ciento (110) no tuvo el soporte ventilatorio que necesitaba debido a la falta de disponibilidad de camas de cuidados intensivos.
En este grupo, 95 por ciento de los decesos se debió a la falla respiratoria, mientras que de quienes tuvieron acceso a la atención en terapia intensiva, el choque séptico (infección generalizada) fue la causa de muerte para 45 por ciento de los afectados, y la insuficiencia respiratoria en 29 por ciento de los casos.
Los especialistas subrayan que lo encontrado en el INCMNSZ no es representativo de la situación nacional.