A no pocos lectores les incomodaron las breves declaraciones, en la columna anterior, de la infectóloga mexicana partidaria del uso del dióxido de cloro para la prevención y tratamiento del Covid-19. Desde la que advirtió: “Este remedio ya está medio pasado de moda, la ivermectina es ahora mucho más popular y hay más pruebas de su eficacia”, hasta el que sentenció: “Absténganse de difundir mentiras porque van a provocar una desgracia de salud. Les exijo profesionalismo ético”.
“Con base en multitud de trabajos de investigación realizados de acuerdo al rigor del método científico y publicados en el cuerpo de la literatura científica, observó Humberto Bastidas Ortiz, es innegable que el dióxido de cloro tiene las propiedades sicoquímicas apropiadas para combatir microorganismos nocivos para la salud humana; adicionalmente, la experiencia de campo ha demostrado que, bajo la supervisión de un médico con experiencia, el uso de este químico puede ayudar a sanar a personas contagiadas de Covid-19.”
“En la crisis actual, donde la pandemia es un síntoma, informó Juan Ramírez, llama la atención una disputa por la salud en la que se ha dado a conocer Andreas Kalcker (https://andreaskalcker.com), que sobre la base de una investigación científica de más de 10 años, puso a disposición de todo mundo un tratamiento efectivo para el Covid-19. Apunta en su página: ‘Al descubrir por mí mismo que existen más alternativas de las que la medicina convencional nos ofrece, se me han abierto los ojos y desde entonces me dedico a investigar sobre una sustancia conocida como MMS, que en realidad no es otra cosa que dióxido de cloro’. Para ampliar su convocatoria se ampara en la Declaración de la Asociación Médica Mundial de Helsinki, según la cual, ‘Todo médico está autorizado a usar procedimientos preventivos, diagnósticos y terapéuticos nuevos o no comprobados’. Y ofrece manuales, en video y en texto, para la elaboración del dióxido de cloro (CDS), así como sus protocolos de uso. Esto ha puesto en evidencia un ángulo problemático de la industria farmacéutica al dejar en entredicho las supuestas prioridades con las que se administra la salud de la sociedad y la ‘salud’ de la industria. En el mismo portal, afirma: ‘Hay que admitir que sí crea resistencias, ya que existen detractores que consideran que es una sustancia peligrosa y venenosa’. Andreas Kalcker ha producido una perturbación en el sistema.” Pues sí.