Sin inversión no hay crecimiento sostenible y la pandemia, con sus severas consecuencias económicas, ha profundizado la caída que ambos indicadores de tiempo atrás reportan. De acuerdo con las más recientes cifras del Inegi, los números se mantienen en rojo, aunque es previsible que en el presente año mejore sustancialmente el panorama.
Tales cifras indican que en noviembre pasado la inversión fija bruta total registró un incremento real de 2.28 por ciento, balance que resultó inferior al de octubre de ese mismo año, cuando el avance fue de 3.03 por ciento. De acuerdo con el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, en términos anuales en el undécimo mes de 2020 el decremento de la inversión fija bruta total fue de 11.35 por ciento.
Como bien lo apunta el Instituto para el Desarrollo y el Crecimiento Económico –de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes–, el comportamiento de la inversión y el consumo privado “presentan el mejor acercamiento a la situación en la que se encuentran los hogares y el sistema productivo nacional. La dinámica del consumo constituye una aproximación precisa sobre el grado de bienestar de las familias. La inversión indica la situación financiera y la perspectiva económica que tienen las empresas en el corto, mediano y largo plazos”.
La creación de empleo formal depende de la inversión y, paralelamente, la salud del mercado laboral constituye la variable estratégica para resolver los problemas de pobreza y la necesidad de elevar el nivel de bienestar de la sociedad. La mayor parte del consumo privado depende de contar con una fuente de ingreso laboral, las remesas y el gasto público asistencial no pueden sustituir los recursos financieros que se obtienen a través del empleo.
La inversión y el consumo privado representan 85 por ciento del producto interno bruto (PIB) y su tendencia marca la situación presente y futura de la economía nacional. El nivel del consumo privado en noviembre de 2020 fue similar al del último trimestre de 2014.
El nivel de inversión alcanzado en noviembre pasado es comparable al registrado al cierre de 2009: acumula 22 meses de tasas anuales negativas. En las recesiones de 1995 y 2009 la variación negativa fue 35.8 y 11.4 por ciento, respectivamente. Las cifras negativas registradas en noviembre ya contemplan la reapertura de la economía, por lo que muestran la afectación estructural causada por la recesión tanto en el mercado laboral como en el sistema productivo por el cierre de empresas. Lo último se verá reflejado en una moderación sistémica de la inversión.
La debilidad del comercio privado incidió en la variación promedio negativa que se observó en el comercio al por menor en casi todos los estados durante los primeros once meses de 2020. Algo similar ocurrió en el comercio al por mayor entre empresas. Ambos indicadores muestran la afectación que causó la fragilidad del consumo privado y la inversión.
La variación promedio del consumo privado fue de 4.8 por ciento negativo en los primeros 24 meses de la actual administración, la menor cifra en los últimos 25 años, un hecho que representa un área de oportunidad para implementar una estrategia de reactivación que se enfoque en la recuperación del empleo formal a través de un impulso a la inversión productiva.
Por su parte la inversión privada disminuyó 11.4 por ciento en los primeros dos años del presente sexenio. Su recuperación es necesaria y estratégica para generar tanto los empleos que se perdieron durante la recesión como los que se necesitaban crear por el crecimiento de la población.
Entonces, ¿dónde están las cuantiosas inversiones “comprometidas” y cacareadas por la cúpula empresarial?
Las rebanadas del pastel
Excelente noticia: “LA vacuna cubana contra el coronavirus, Soberana 02, comenzará en marzo los ensayos en fase 3 y en abril la producción del primer lote de alrededor de 100 mil dosis”. Como diría Fidel Castro, Cuba “no lanza bombas contra otros pueblos ni manda miles de aviones a bombardear ciudades; no posee armas nucleares ni armas químicas ni armas biológicas. Las decenas de miles de científicos y médicos con que cuenta nuestro país han sido educadas en la idea de salvar vidas”.