Tampa. Portando máscaras N95 y protectores faciales, John Goodman, su esposa Alison McMillan y sus dos hijos adolescentes se abrieron paso entre las aglomeraciones en las calles aledañas al estadio Raymond James y se instalaron en sus asientos para el Super Bowl casi tres horas antes de que iniciara.
Fueron los primeros en su sección. No querían ser parte de la “locura” que estaba sucediendo en otras partes.
“Estábamos un poco nerviosos”, admitió Goodman, quien viajó con su familia desde Greensboro, Carolina del Norte.
Llegaron a Orlando el viernes e hicieron el viaje de 90 minutos a Tampa al día siguiente para “ver el panorama” y cenar. Vieron a gente sin mascarillas y decidieron regresar a Orlando.
Entonces no fue ninguna sorpresa al divisar algo similar alrededor del estadio el domingo. Pero, estaban listos.
“Mamá nos tiene bien protegidos”, dijo Goodman.
La cita cumbre de la NFL — con los locales Buccaneers de Tampa Bay y el campeón defensor Chiefs de Kansas City disputando el campeonato — no se pareció en nada a los anteriores 54. Cerca de 25 mil aficionados tuvieron permitido asistir, siendo siete mil 500 de esos trabajadores sanitarios vacunados. Otros 30 mil recortes de cartón llenaron los asientos vacíos para crear espacio y cumplir con los protocolos de distanciamiento social.
“Los recortes de cartón lo hace parecer como que está lleno”, dijo Matt Geer, originario de Tampa y dueño de un abono de los Bucs. “Se siente como un juego de verdad. No se siente programado como otros juegos de temporada regular”.
Geer gastó nueve mil dólares para un asiento en la parte alta y contó que ingresar al estadio fue una “locura”.
Pero valió la pena.
Aquellos que asistieron tuvieron que cubrirse sus rostros durante el encuentro a menos de que estuvieran comiendo o bebiendo. Acomodadores con letreros aplicaron la regla, que ya debería de ser un protocolo normal de operación. Sin embargo, se podían ver infractores en todas las direcciones.
La alcaldesa de Tampa Bay Jane Castor emitió un orden ejecutiva el mes pasado requiriendo el uso de máscarillas en el exterior para las áreas más populares de entretenimiento y recreación para las festividades por el Super Bowl y los días posteriores.
Esto no fue suficiente para disuadir a los miles de aficionados que se reunieron afuera del estadio.
Miley Cyrus encabezó el evento antes del partido. Portó un traje de porrista negro y rosa durante varias canciones. La lista incluyó “Head Like a Hole” de Nine Inch Nails, “Jolene” de Dolly Parton y “Heart of Glass” de Blondie.
Billy Idol y Joan Jett se unieron a ella en el escenario para dos canciones.
Los aficionados ingresaron al estadio lentamente, algo que precisó de varias horas, algunos más enfocados que otros en los protocolos de Covid-19.
“Es magnífico lo que ha hecho la NFL aquí", dijo Kelvin Walls, un cirujano de emergencias sanitarias de Kansas City. “Invitar a trabajadores sanitarios para presenciar el partido es increíble. Pero la NFL debió haber hecho lo mismo para los otros que nos asisten. Sé que se sienten menospreciados y deberían estar aquí".