El poemario La muerte de la lengua inglesa aborda a 27 autores “sin la carga que has heredado como lectora y persona interesada en la literatura” a través de una “poesía narrativa”, dice Myriam Moscona en torno al título que será presentado el jueves 11 de febrero.
“Indagué en el momento de la muerte, la obra, el pensamiento y la vida de esos escritores. Se puede volver a contar la historia de forma absolutamente real. En la poesía lo que cuenta es el lenguaje, pero en cuanto a los datos duros no hay nada inventado en el libro”, explica la poeta y traductora en entrevista.
Coeditado por Almadía y la Universidad Nacional Autónoma de México, el libro explora, por ejemplo, a la estadunidense Anne Sexton, de quien “admiro su trabajo, pero a ella no la trato con veneración ni por su feminismo ni por su poesía. Ella tiene una historia de vida terrible”, sostiene Moscona.
La también novelista destaca: “Yo quería hablar de la muerte. Me interesaba escribir sobre eso. Y para hablar de la muerte hay que hablar de la vida. Los poemas trenzan el momento de la muerte con una historia de vida, y muchas veces con la obra misma.
“Muchas veces, la biografía de los escritores alumbra de forma inevitable la lectura que haces de ellos. Pienso en Marcel Proust, en James Joyce y en los 27 poetas que están dentro de mi libro. Atravesados en diagonal por un poema fragmentado, que son adjetivos sobre la lengua inglesa que no están puestos al azar, que van desde ‘great again’ hasta ‘endiosada’.”
Refiere que el título es una provocación: “No estoy a favor de la extinción de ninguna lengua. Desde luego es la lengua franca, la del imperio”.
Moscona sostiene que durante la investigación para escribir el poemario “encontré autores que no conocía, por ejemplo, Jenny Joseph. Me pareció muy curioso que en los años 60 hubiera sido conocida por un poema sobre la vejez. En Inglaterra ese texto tuvo una penetración colectiva impactante, a tal grado que las personas se lo pasaban en fotocopias, se lo sabían de memoria.
“Por otro, están los poetas canónicos, como Ezra Pound, William Carlos Williams, John Milton, Emily Dickinson, Sylvia Plath y Edgar Allan Poe; pero también algunos que son conocidos por su narrativa: Ernest Hemingway, Mark Twain y Agatha Christie, que tiene una historia impresionante, que yo cuento en el poema y parece una historia de Agatha Christie.”
La impronta de Magallanes
Sobre Hemingway, afirma que “no hay nada inventado en el libro, en la recreación; en la atmósfera desde luego que sí, pero no que su madre lo vestía de niña, que dejó sus ojos embarrados en la cal de la pared y no en la misma imagen de la bata del emperador.
“Me impresionó, eso lo sabía desde hace mucho, que Robert Lowell se haya muerto en la parte trasera de un taxi mientras iba a buscar a su esposa en Nueva York. También sabía que Hart Crane se suicidó en el Golfo de México, pero no sabía la enorme paradoja de que era hijo del inventor del salvavidas.”
Otro de los elementos que desarrolló para el poemario es el pastiche, como en el caso de William Carlos Williams y de E.E. Cummings. “El arte de la imitación, cuando está bien hecho y cuando es voluntario, no se te filtra y empiezas a imitar a alguien sin darte cuenta, es una maravilla de ejercicio. Me divierte”.
Myriam Moscona destaca que el ilustrador Alejandro Magallanes “ha captado con brillantez la ironía de algunos textos y los ha traducido así. Increíbles y geniales dibujos. Casi es un libro dentro de otro. Pound es idéntico. También me reí mucho cuando vi por primera vez el de Agatha Christie. Me encanta que haya puesto con su letra de escolar a un cuervo diciendo: ‘no es Edgar’, hablando de Poe”.
La muerte de la lengua inglesa será comentado por la autora y Hernán Bravo Varela el jueves 11 de febrero a las 19 horas a través de las páginas de Facebook de Almadía, Libros UNAM y Cafebrería El Péndulo, así como en el canal de YouTube del sello editorial.