Durante los procesos electorales se puede suscitar corrupción que va desde la coacción del voto, la obtención de fondos ilícitos en las campañas, uso ilícito de recursos públicos hasta lavado de dinero, se alertó en la presentación del Cuaderno ciudadano anticorrupción 2020-21 elaborado por el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción y el Instituto Nacional Electoral. Permitir tal conducta erosiona la democracia y puede causar desconfianza en las elecciones, aseveró el consejero presidente, Lorenzo Córdova.
La presidenta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, Rosa María Cruz Lesbros, destacó la importancia de erradicar esas conductas que alteran los procesos electorales. La corrupción no sólo se expresa en casos escandalosos, sino que impacta también en otros niveles que no deben permitirse, como el condicionamiento de programas sociales y uso indebido de recursos públicos.
Córdova consideró que el efecto más indeseable, la corrupción en procesos electorales, es desvirtuar el sentido del voto ciudadano, pues puede incidir en alterar el sentido del sufragio. Cuando en un comicio un partido o candidatura obtiene recursos indebidos para financiarse, o cuando quien desempeña una función pública da un beneficio o lo condiciona esperando un voto a cambio, eso quita a las personas su derecho a votar en libertad.
“Al ser restringida en el ejercicio libre de su voto, especialmente cuando esa exclusión es producto de corrupción, la ciudadanía pierde confianza en sus autoridades y en todo el proceso democrático, porque sabe que muchas de ellas no deben su cargo o posición al convencimiento auténtico, a la calidad de sus propuestas y quizá tampoco al voto mayoritario. Peor aún, las personas pierden confianza en las instituciones y reglas, incluido el voto y las elecciones.”