Brasilia. Al grito de “fascista” y “genocida”, legisladores de la oposición abuchearon ayer al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien asistió a una sesión conjunta del Congreso para exponer sus prioridades legislativas del año.
Bolsonaro enfrenta duras críticas por su gestión del segundo brote de Covid-19 más mortal del mundo. Sin embargo, ante el Legislativo afirmó que su gobierno había destinado fondos suficientes para vacunar a los brasileños.
La privatización de empresas estatales, la independencia del Banco Central y la reforma administrativa y tributaria son prioridades de su gobierno, sostuvo en el Congreso.
El mandatario también incluyó entre sus prioridades un proyecto de ley de reforma del “pacto federal” que pretende renovar los vínculos de financiación entre los gobiernos federales y locales.
Su programa tiene muchas posibilidades de ser aprobado después de que sus aliados ganaron el control de ambas cámaras del Congreso el pasado lunes.
Al comenzar su discurso, los opositores abuchearon al presidente, quien respondió: “nos vemos en 2022”, en referencia a las elecciones del próximo año, en las que tiene previsto contender por un segundo mandato.
En tanto, el grupo de fiscales que dirigió la operación Lava Jato fue desmantelado ayer, lo que representa el simbólico final de una unidad de investigación que fue elogiada en un principio por su labor en el combate a la impunidad entre la élite política y empresarial del país, y que posteriormente fue acusada de ser parcial en sus indagaciones, y llevó sin pruebas a juicio al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva por cargos de corrupción.
La fiscalía federal del estado de Paraná informó en un comunicado que los nueve miembros del grupo fueron reasignados a la unidad Gaeco, que combate al crimen organizado. Cinco de ellos seguirán realizando investigaciones de Lava Jato, mientras el resto asumirá obligaciones completamente nuevas.