Yangon, Myanmar. La policía de Myanmar presentó su primera acusación formal contra la líder depuesta del país, Aung San Suu Kyi, dijeron miembros de su partido este miércoles, lo que le permite detenerla legalmente hasta el 15 de febrero.
La acusación de poseer Walkie Talkies importados ilegalmente salió a la luz dos días después de que la someterán a arresto domiciliario. Podría ser un intento de dar un barniz legal a su detención, aunque anteriormente los generales mantuvieron a ella y otros detenidos durante años.
Al mismo tiempo, se ordenó a cientos de legisladores obligados a permanecer en viviendas del gobierno desde el golpe de Estado que abandonen la capital en 24 horas y regresen a sus hogares, dijo un parlamentario del partido de Suu Kyi, que habló bajo la condición de anonimato por temor a las represalias.
Los generales anunciaron el lunes que permanecerán en el poder durante un año y acusaron al gobierno de Suu Kyi de no investigar las denuncias que hicieron de que hubo fraude en las elecciones recientes.
El partido de Suu Kyi ganó esas elecciones por amplio margen y el partido respaldado por los militares obtuvo pocos votos.
El vocero de la Liga Nacional por la Democracia, Kyi Toe, confirmó la acusación contra Suu Kyi que conlleva una pena máxima de tres años de prisión. Añadió que el presidente derrocado, Win Myint, fue acusado de violar la ley de gestión de desastres naturales. Un documento judicial filtrado, fechado el 1 de febrero, dice que se los puede detener hasta el 15 de febrero.
No se pudo contactar de inmediato con la policía ni con funcionarios judiciales en la capital, Naipyidó.
La sublevación puso de manifiesto el alcance del control ejercido por los generales en el país a pesar de más de una década de conversaciones sobre las reformas democráticas. Las naciones occidentales habían celebrado el avance hacia la democracia con entusiasmo, retirando las sanciones en vigor durante años.
Además, supone una asombrosa pérdida de poder para la lideza, galardonada con el Premio Nobel de la Paz y que pasó años detenida en su casa mientras mantenía una campaña para llevar la democracia al país, antes de convertirse en la gobernante de facto cuando su partido ganó las elecciones en 2015.
Suu Kyi fue una crítica acérrima del Ejército durante sus años de detención, pero tras pasar de icono de la democracia a política tuvo que trabajar con los generales, defendiendo incluso la represión sobre la minoría musulmana rohinya, que la comunidad internacional a considerado un genocidio, lo que empañó su imagen a nivel internacional.
Los militares dijeron que se mantendrán en el poder con el estado de emergencia por un año, y luego celebrarán elecciones que determinarán quien asumirá el gobierno.