El precio internacional del maíz se ubica en su nivel más alto en siete años, lo que puede beneficiar a agricultores; sin embargo, desde el punto de vista de especialistas y productores, es un riesgo latente para los consumidores mexicanos, pues puede provocar un incremento en el costo de la tortilla.
De acuerdo con datos oficiales, el maíz ha alcanzado una cotización en la bolsa de Chicago (la más antigua e importante del mundo en cuanto a materias primas) de hasta 5.5 dólares por bushel (25.4 kilogramos), nivel no visto desde 2013.
El precio del grano se ha disparado casi 50 por ciento en menos de un año, pues a principios de 2020 cotizaba en 3.8 dólares por bushel.
El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) explicó que a pesar de una producción mundial de maíz récord, el incremento en la demanda de China y las expectativas de menor cosecha en Sudamérica han provocado el aumento en el precio del grano.
Según el organismo privado, esta situación beneficia a los productores nacionales ante una mejor perspectiva de precios. Sin embargo, provoca un aumento en costos de materias primas, lo que podría repercutir en mayores precios al consumidor y/o menor rentabilidad para la agroindustria.
Además, advirtió, los aumentos en la cadena de maíz-tortilla llevarían a un posible incremento de precios de un alimento básico para los mexicanos como lo es la tortilla, lo que a su vez se reflejaría en una mayor inflación en el país.
De acuerdo con algunas de las varias organizaciones de productores de tortillas en el país, desde inicios de año se ha registrado un aumento sin freno en las materias primas e insumo que utiliza la industria, como por ejemplo el maíz, lo que comienza a hacer insostenible que mantengan sus precios al público.
Representantes de la industria de la tortilla aseguraron que,≠ por el aumento en el precio del maíz, las productoras de harina les han dicho extraoficialmente que tienen la intención de incrementar el precio de la harina en aproximadamente 7 por ciento.
Dicha alza se daría luego de que a finales del año pasado las principales harineras del país, encabezadas por Gruma, acordaron con el gobierno federal no realizar ningún incremento, de manera que las pequeñas productoras de tortillas no se vieran en la necesidad de incrementar sus precios, tal y como lo habían anunciado.
A finales del año pasado algunos organismo como el Consejo Mexicano de la Tortilla anunciaron que desde principios de enero sus afiliados incrementarían el precio del kilogramo entre uno y dos pesos desde los 15 pesos promedio, lo que a final de cuentas no sucedió debido a que se congeló el costo de la harina.