Ciudad de México. A los 8 años, Dalia sale de su casa junto a su mascota en búsqueda de su padre, quien ha sido secuestrado y desaparecido en una comunidad de México. Aunque la historia es una ficción, bien podría reflejar la realidad nacional de las pasadas cinco décadas, especialmente de 2006 a 2018, cuando los ex presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto le declararon la guerra al narcotráfico y dejaron miles de desaparecidos en el país.
El cortometraje animado Dalia sigue aquí, de Nuria Menchaca y Carlos Isaac (que se encuentra en la preselección para ser nominado al Óscar junto a 96 producciones más del mundo en esa categoría), surgió a partir de la preocupación de los directores por la situación actual del país en materia de desaparición.
“Nos acercamos a los periodistas José Jiménez y Celia Guerrero, quienes nos adentraron en la documentación de los casos, porque habíamos visto en las noticias temas como el de Ayotzinapa, pero no sabíamos qué tan profundo afectaba a las comunidades del país”, comentó Isaac.
Después de hablar con ellos, los directores se dieron cuenta de que para hacer la cinta –que obtuvo mención honorífica en el Festival Internacional de Cine de Morelia y ganó el Premio Ariel al mejor cortometraje de animación– debían emplear a un personaje en situación de vulnerabilidad. Decidieron que Dalia cumplía ese perfil al ser una niña sola en una comunidad rural marginada, explicó en entrevista con La Jornada.
“Para nosotros la desaparición forzada es una tragedia, pues no debería ocurrir; el valor de cualquier vida humana es alto sin importar su origen, y me parece que hemos perdido desde hace muchos años la noción de que la vida vale; perderla es olvidar que esa vida vale y que vale también para los que la acompañan”, destacó.
“Reconocemos que Dalia pudo haber sido chilena, argentina, salvadoreña, guatemalteca o de cualquier país de Latinoamérica. Lamentablemente, la desaparición es un fenómeno que se presenta en esta región del mundo por diferentes motivos y circunstancias”, aseveró el cineasta.
“En México hemos visto un incremento de los casos con el narcotráfico. Sin embargo, al ver Dalia sigue aquí (realizado con 5 mil 200 fotogramas hechos con recortes de noticias de La Jornada) te das cuenta de que los hechos no son claros. Hay muchos elementos que se entrelazan cuando se habla de desaparición, como el crimen organizado, los civiles, el Estado y las fuerzas armadas”, mencionó.
“Justo lo que queremos retratar en la película es que no se sabe qué pasa. Hay muy pocos casos en los que realmente conocemos la realidad, diría que la minoría. En la gran mayoría, por el contrario, las familias desconocen qué sucedió. El acercamiento a la verdad es muy difícil”, aclaró el también coguionista junto a Nuria Menchaca.
El corto trata de saber qué pasó con el familiar, dónde está y a dónde se lo llevaron, antes que buscar a los responsables del hecho, destacó el catedrático.
El proyecto se escribió varias veces. Al principio, los directores querían contar cómo ocurre la desaparición forzada, pero después entendieron que desde el punto de vista cinematográfico podían retratar las emociones de quienes ya no están y los que se quedan, mencionó el también productor.
Inspiración
Aunque Dalia no representa a una niña en particular, sí hay casos de inspiración. “En la lectura de notas periodísticas encontramos la extorsión a transportistas, que fue uno de los primeros hilos conductores, y también escuchamos casos de desaparición de menores, particularmente en comunidades del país”, explicó Isaac.
Además de hablar con periodistas, los directores –profesores del Tec de Monterrey campus Ciudad de México– fueron asesorados al principio del proyecto desde 2017 por especialistas en la materia.
“Sin embargo, el acercamiento a los familiares de los desaparecidos se hizo de manera indirecta. En una primera instancia trabajamos más con especialistas y periodistas. Una vez que el corto estuvo hecho, sí hubo personas de distintas comunidades indígenas que lo vieron y nos escribieron que les tocaba el corazón muy duro”, recordó.
Isaac les mostró a sus alumnos del Tec de Monterrey las primeras etapas del cortometraje. Su reacción “al fue principio difícil, porque la historia no estaba completa, y además el tema no es para toda la audiencia. Había que explicar el contexto antes de mostrar la historia. Hubo mejor recibimiento en las personas que ya estaban enteradas de la desaparición que, por ejemplo, los alumnos que no escucharon nunca del tema. Sin embargo, el recibimiento de la historia era totalmente emotivo”.
Para el cineasta mexicano es muy importante que Dalia sigue aquí sea observada por los dictaminadores del Óscar –quienes a fines de marzo definirán si la consideran entre las cinco nominadas a mejor cortometraje de animación– debido al tema trágico que refleja y a que fue realizado por docentes mexicanos con escasos recursos.