Hace poco más de tres meses, Susana –nombre ficticio para ocultar su identidad– huyó de su casa por miedo a ser asesinada. Su entonces pareja sentimental había intentado matarla por celos de su propio padre. En medio del confinamiento por Covid-19, la mujer, de 33 años de edad, no tenía a quién recurrir, estaba alejada de su familia y no contaba con recursos para salir de ese hogar.
“Tenía miedo porque no sabía adónde ir y qué sería de mí si lo dejaba”, dijo en entrevista. En tanto, la violencia que vivía con su pareja aumentaba. De las agresiones sicológicas, a los golpes: “los ojos morados, la espalda marcada, perder un bebé y, lo último, lo que me orilló a pedir ayuda, fue que me quiso matar, me intentó enterrar una llave en el cuello”.
En aquella ocasión, añadió, “me encerré sola en mi casa… Tenía miedo porque no podía ni contarle a mi familia; estaba sola”. No obstante, por el temor a perder la vida fue que buscó a una conocida, a quien le pidió apoyo.
“Me acerqué a ella porque había visto publicaciones en su Facebook de ayuda a la mujer”, dijo. Fue así que Susana pudo llegar a un espacio de la Red Nacional de Refugios (RNR) que se ubica en la región sureste del país y donde hasta la fecha continúa.
Organizaciones feministas coincidieron en que en este contexto de pandemia, en el que se ha incrementado la violencia familiar, para las víctimas ha sido más complicado salir de estas situaciones. De acuerdo con datos del gobierno federal, los delitos de este tipo aumentaron 4.7 por ciento, al pasar de 210 mil denuncias en 2019, a 220 mil en 2020.
Wendy Figueroa, directora de la RNR, destacó que más que por la actuación de las autoridades, ha sido a través de redes de apoyo –integradas por familiares, amigos, conocidos y organizaciones civiles– que las víctimas han logrado alejarse de sus agresores.
Indicó que a punto de cumplirse un año de que inició la emergencia sanitaria por Covid-19 en México, y pese al incremento de la violencia, no hay un seguimiento puntual a los mecanismos que se han utilizado para hacer frente a esta situación, como el reforzamiento en la atención de las llamadas al 911.
“En 2021 seguimos sin tener una claridad en la política del Estado mexicano para garantizar la vida, la dignidad y la seguridad de las mujeres”, afirmó.