París. Con la persiana de sus establecimientos bajada desde finales de octubre debido a la pandemia, algunos dueños de restaurantes franceses reabrieron este lunes simbólicamente para defender su "derecho a trabajar" aún a riesgo de sanciones y de perder las ayudas financieras del gobierno.
Detrás de este movimiento de protesta se encuentra un chef de Besançon (este) que había anunciado que reabriría el lunes 1 de febrero su establecimiento, animando a sus colegas a que le imitaran.
El chef, Stéphan Turillon afirma querer "iniciar un diálogo" con el Estado. "No se combate la pandemia cerrándolo todo", dijo a la Afp mientras daba de comer, bajo una carpa en el exterior de su restaurante, a un centenar de clientes.
El ministro de Economía Bruno Le Maire alertó este lunes en la radio RTL que los bares y restaurantes que abrieran "verán suspendidas" durante un mes las ayudas del fondo de solidaridad del Estado. Y de forma definitiva si reincidían.
Los restaurantes y otros negocios obligados a cerrar por la pandemia pueden optar a ayudas de 10 mil euros (12 mil dólares) al mes o una compensación del 20% de sus ingresos, con un máximo de 200 mil euros mensuales.
Sin embargo, la iniciativa prendió por toda Francia este lunes. En su bar de Ligescourt (norte), Kathia Boucher instaló a sus clientes respetando las distancias de seguridad, en sillas alternas.
En la isla de Córcega (sur), Nathalie Vicens abrió de "forma simbólica" para media docena de amigos. Uno de los invitados que prefirió mantener el anonimato calificó el gesto de "desobediencia civil: hay momentos en que es necesaria y por ahora no se ve mucho".
Vicens espera que "esto haga reflexionar al poder político para que encuentren otra solución al cierre total".
Los restaurantes están cerrados desde el 30 de octubre en Francia y solo pueden vender comida para llevar. El gobierno no prevé su reapertura antes de mediados de febrero, como pronto.