Naypyidó. Un golpe de Estado fue ejecutado en Myanmar en las primeras horas de este lunes. El ejército declaró el estado de emergencia y anunció que asume el poder durante un año. Horas antes, la consejera de Estado, Aung San Suu Kyi, quien era premier de facto; el presidente, Win Myint, y otras figuras del partido gobernante fueron detenidos, informó el portavoz de la gubernamental Liga Nacional para la Democracia (LND).
El gobierno de Estados Unidos instó a los militares de la nación asiática a liberar a los dirigentes detenidos. “El presidente Joe Biden se opone a cualquier intento de alterar el resultado de las recientes elecciones o impedir la transición democrática en Birmania (antiguo nombre de Myanmar), y emprenderemos acciones contra los responsables si esas medidas no se revierten”, advirtió la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Al cierre de esta edición, el ejército había tomado el control del ayuntamiento de Rangún. Cinco camiones militares se desplegaron en el recinto y los soldados hacían retroceder a las personas que se arremolinaban en la entrada, constató un periodista de la agencia Afp. El servicio de Internet y todas las telecomunicaciones seguían muy perturbados.
Los arrestos ocurrieron tras varios días de tensiones entre el gobierno civil y el ejército, lo que había provocado temores de un golpe tras una elección que los militares calificaron de fraudulenta.
El vocero Myo Nyunt declaró a Reuters que Suu Kyi, Win Myint y otros líderes fueron “llevados” en las primeras horas de esta mañana, y añadió que él también esperaba ser detenido. La agencia de noticias no pudo volver a contactarlo.
Las líneas telefónicas en la capital, Naypyidó, no eran accesibles. El Parlamento tenía previsto constituirse tras los comicios de noviembre, en los que ganó la LND de forma abrumadora.
La Nobel de la Paz Suu Kyi, de 75 años, llegó al poder tras arrasar en las elecciones en 2015, después de décadas de haber vivido en arresto domiciliario en una lucha por la democracia que la convirtió en un ícono internacional.
Su prestigio mundial se vio dañado después de que cientos de miles de musulmanes de Rohinyá huyeron de las operaciones militares en el estado occidental de Rakáin, durante 2017, pero mantiene gran popularidad en su país.
La LND ganó de forma arrolladora en los comicios de noviembre, superando a un partido promilitar, al conseguir 396 de los 476 escaños de las dos cámaras del Parlamento, pero las fuerzas armadas tienen 25 por ciento de las bancas, de acuerdo con la Constitución elaborada por los militares en 2008, así como varias posiciones ministeriales claves que también están reservadas para funcionarios castrenses.
El ejército de Myanmar declaró el sábado que cumpliría con la Constitución y actuaría conforme a la ley, tras algunos comentarios durante la semana que incrementaron el temor de un golpe.
Con el pretexto de la pandemia de coronavirus, las elecciones “no fueron libres ni justas”, aseguró la semana pasada el portavoz del ejército, el mayor general Zaw Min Tun, en rueda de prensa.
Los militares aseguran haber registrado millones de casos de fraude.
Más de una decena de embajadas, incluida la de Estados Unidos y la delegación de la Unión Europea, apremiaron a Myanmar desde el viernes “a adherirse a las normas democráticas”, uniéndose a la preocupación sobre un golpe de Estado.