Una noticia del mercado financiero concentró la atención de la prensa la semana pasada. Se trata del caso de extrema especulación provocado en torno a la empresa de videojuegos GameStop. Esta empresa es poco rentable, el negocio cede ante las nuevas formas de comprar en línea o descolgar del Internet.
Aquí empieza la historia puesto que los fondos de cobertura que participan en transacciones altamente especulativas habían iniciado un ataque contra la firma mediante las operaciones denominadas de “corto”. Esto consiste literalmente en apostar a que el valor de una acción va a caer. Para aprovechar la situación se toman prestadas de otro corredor de bolsa las acciones de esa empresa con la promesa de compra a una fecha determinada. Las acciones en préstamo se venden al precio de mercado y se espera que a la fecha en que hay que pagarlas, su precio en efecto haya caído y entonces se consigue la ganancia.
Esta es una forma de cobertura financiera. Una apuesta amañada puesto que se incide en la caída del precio de la acción o de cualquier otro tipo de instrumento financiero con los que se especula.
Estas operaciones estuvieron masivamente en el centro de la debacle de 2008, cuando los grandes fondos de cobertura apostaron a que los instrumentos derivados que aglomeraban hipotecas buenas con otras que eran mayormente chatarra colapsarían y, así, harían grandes fortunas; lo que realmente ocurrió.
Pero, aún más, incluso los mismos grandes bancos que armaban y vendían esos instrumentos derivados, apostaron en contra de ellos mismos y ganaron fortunas.
Que el mercado financiero se torciera, que el gobierno usara billones de dólares para estabilizarlo, que desde entonces los bancos centrales mantengan tasas de interés cercanas a cero, que el crecimiento productivo se cayera y con él el empleo y, que miles y miles de familias se quedaran sin casa, acabó siendo un residuo. Ni modo, habrán dicho quienes se embolsaron la lana y, también, quienes permitieron que la “exuberancia irracional” de las finanzas se extendiera sin límite. Un límite que sigue alargándose.
En el caso de GameStop, un grupo de inversionistas que operan fuera de los canales convencionales y que se reúnen en una plataforma llamada Reddit, donde discuten los contenidos que colocan en el grupo “r/Wallstreetbets” sobre oportunidades y estrategias y especulación en el mercado de acciones, decidieron enfrentar a los fondos de cobertura.
No debe perderse de vista el nombre mismo del grupo que expresamente habla de apuestas (bets). Puesto que lo que se esperaba era la caída de las acciones de GameStop, estos otros apostadores se lanzaron en masa a comprarlas, elevando el precio y forzando a los grandes fondos a conseguir coberturas para las pérdidas que enfrentarían. Fue un verdadero trancazo. Les costó mucho dinero, pues el precio de la acción de GameStop subió de 347.70 pesos el 5 de enero a 6 mil 600.02 pesos el día 27.
Esto desató distintas controversias en Estados Unidos: en el mercado, entre los reguladores financieros y entre algunos legisladores. Los mecanismos internos de compensación de las coberturas se echaron a andar y Robinhood, la aplicación para hacer las transacciones con acciones de modo simple y supuestamente gratis, tuvo que suspender las operaciones de sus usuarios, provocando serios conflictos que llegarán al ámbito legal. No es irrelevante el nombre mismo de la app y su relación con la leyenda del bosque de Sherwood.
Todo esto, que se ha tratado ad nauseam en los medios, no cambiará el destino de GameStop, provocará el reacomodo de los fondos de inversión en este caso y en su relación con el entorno de Reddit, “r/Wallstreetbets y Robinhood y dará un nuevo ímpetu a la especulación financiera.
Se trata de elevar ficticiamente el precio de una acción sin que tenga relación alguna con el valor intrínseco del negocio o el flujo que genera. Hay historias documentadas de la manera perversa en que los especuladores Robinhood usan sus recursos, hasta los que han obtenido de las ayudas del gobierno por el Covid, o bien, se apalancan en extremo, es decir, se endeudan, para participar en los episodios como el que ha ocupado tanta atención. (Vale la pena, al respecto, ver el reportaje del NYT en https://www.nytimes.com/2020/07/08/ technology/robinhood-risky-trading.html).
Todo esto, como se aprecia claramente, no tiene nada que ver con la inversión productiva, que genere empleo, ingresos, etcétera. La dinámica de este mercado, señalado por el auge especulativo de inversionistas de “menudeo” que se endeudan y usan derivados con operaciones de “corto”, está creando una espesa espuma encima de un mercado que supuestamente había de financiar la producción. Esta situación ya no es una mera anomalía, sino que se convirtió en la norma y el ajuste será severo y los paganos serán los mismos.
Mucho está en cuestionamiento con este extendido proceso de “financiarización” de la economía, de la avidez por la ganancia rápida, de la concepción misma de cómo se conforma una sociedad en la que la inmensa mayoría no puede participar de estos mecanismos. Es la democracia del mercado que no está, claro, disociada de las tribulaciones de la democracia política. Los cuestionamientos se abren hacia lo que son el dinero y el crédito, el papel del Estado y las consecuencias de lo que hacen los gobiernos. Y de ahí pa’l real.