Ciudad de México. Ante la disminución de católicos en el país, según lo reportado en el Censo de Población y Vivienda 2020, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, pidió a la feligresía no desanimarse y tomarlo “como un llamado a la reflexión preguntándonos ¿qué es lo que hemos dejado de hacer o qué está pasando?”.
En tanto, la Arquidiócesis Primada de México reconoció que como Iglesia católica, y especialmente como ministros consagrados, “hemos fallado en nuestro servicio a los demás y al Evangelio”.
Según el Censo 2020, en 10 años la población que se reconoce como católica pasó de ser el 82.7 al 77.7 por ciento. Esta Iglesia cuenta con 97 millones 864 mil 218 fieles en México.
En su mensaje dominical, el arzobispo Cabrera López mencionó que si bien en el mundo entero se vive “una situación de apatía espiritual, eso no es motivo para que los creyentes dejemos de manifestar, con nuestro testimonio cotidiano, la gran bendición de vivir la fe en toda su riqueza”.
Respecto a la disminución de sacerdotes, consagrados y de seminaristas, dijo que “hay una crisis de vocación en todos lados, en todo el mundo. Hay menos vocaciones al matrimonio, a la vida sacerdotal, pero esta dificultad, este aparente receso nos tiene que animar a seguir adelante, hacerlo bien, a vivir bien”.
Agregó que “puede ser una etapa en este momento de disminución pero Dios siempre hará resurgir en el momento oportuno los sacerdotes que necesitamos”.
Por su parte, la Arquidiócesis que encabeza el cardenal Carlos Aguiar Retes, indicó que si bien hay miles de hombres y mujeres católicos al servicio de los demás, sobre todo de los más pobres, y hay “ejemplos luminosos como la madre Teresa de Calcuta”, también “ha habido algunos personajes que han causado escándalo por sus malas acciones y la contradicción de sus vidas”.
No obstante, señaló que “el bien generalmente no es noticia, el mal, siempre es magnificado. La Iglesia ha tenido un desgaste moral ante la sociedad, por el mal ejemplo de algunos”.
Añadió que “es tiempo de conversión hacia el interior, de renovación en nuestra experiencia de fe, de volver a lo fundamental y ser un referente de compromiso y de esperanza en Cristo para la sociedad entera”. Y recordó el llamado del papa Francisco “a la autenticidad y sencillez en la vida cristiana, a dejar de pensar solo en nosotros, a abrir las puertas para que el mundo se reencuentre en Cristo en la verdad y la fraternidad”.
Por otra parte, expuso que en la Iglesia prevalece “una práctica religiosa sincera pero insuficiente, apoyada más en las tradiciones que en la experiencia personal de fe”. Agregó que la visión de la Iglesia católica “en sus documentos y en sus planes pastorales es muy consciente de todo ello y trata de llegar a propuestas y soluciones concretas, pero no ha habido resultados tangibles”.
Indicó que otros de los elementos que inciden en la disminución de católicos es que “la sociedad mexicana avanza rápidamente en el terreno del secularismo, tal como sucede en muchos países del mundo, sobre todo en los más desarrollados, donde junto al bienestar económico y el progreso de la ciencia y tecnología, crece la indiferencia religiosa o el abierto rechazo a toda idea de trascendencia y religiosidad”.
También expuso que “está el otro rostro del cristianismo, el que nace de la Reforma Luterana y se desarrolla en los grupos evangélicos y pentecostales de Norteamérica a partir del siglo XIX. Prácticamente desconocidos en México en 1950, cuando la población católica representaba el 98 por ciento, han tenido un gran crecimiento en los últimos treinta años”.