Si de niños se trata, es mejor contar cuentos por la noche que por la mañana. Ya cansados y con sueño, están en mejor disposición de escuchar y disfrutar la narración o, mejor aún, la lectura de un cuento.
En estos días he recordado con cariño a Cachirulo, el personaje que el noble actor Enrique Alonso inventó para llevar teatro, cuentos y alegría a los niños. Mis hermanas y yo andábamos ya jugando a los novios, y todavía corríamos los domingos a prender la tele para ver el Teatro Fantástico: “¡Ya va a empezar el cuento ¡”
El encierro que sufren nuestros niños trajo esos recuerdos y creo que la SEP podría aligerarles la carga emocional si, en vez de necios contenidos académicos y tareas que agobian, ofreciera a los niños teatro infantil, poesía, música y otras expresiones de arte que estimulen su imaginación, al tiempo que se crea una oportunidad de trabajo para los artistas.
Recordé también leer Platero y yo, que el propio Juan Ramón Jiménez aseguró que es para niños y adultos; volví al poema-cuento de Rubén Darío: “Está linda la mar y el viento lleva esencia sutil de azahar (…) Margarita te voy a contar un cuento…”
Idónea hoy es Momo, la historia de la pequeña niña que en una ciudad grande, acompañada de su tortuga Casiopea y del Maestro Hora, emprende una aventura contra los ladrones del tiempo.
Su autor, Michael Ende, ha dicho: “La fantasía no es una forma de evadirse de la realidad, sino una forma más agradable de acercarse a ella”.
¿Y si la SEP y La Jornada convocaran a un concurso de cuentos escritos por niños? Recibirían joyas como esta: “Hola soy Rosa, cumplo 7 años y les voy a leer un cuentito, Leche de colores:
“Las vacas blancas dan leche y las vacas negras dan café, eso lo sabe todo el mundo. Torita la vaca blanca se casó con Jaison el toro rojo –aunque los toros rojos no abundan–, y tuvieron unavaquita rosa, Anabela, que da una leche maravillosa con sabor a fresa. Anabela se casó con Boris, el toro azul, y tuvieron una vaquita violeta, que da una deliciosa leche con sabor a arándano. Claro está que todo esto ocurrió en un lugar muy lejano, en el que las ranas tienen pelo, los elefantes vuelan entre las nubes y los perros tienen plumas. Es un país precioso”.