México tiene presente a muchos catalanes a quienes guarda especial agradecimiento, desde Joan Aragó, el gran insurgente de Jalisco, Guanajuato y San Luis Potosí, hasta la cauda de refugiados republicanos que llegaron a partir de 1939, pasando por artistas como Rebull, Clavé y, si se quiere también a Jaime Nunó y el general Joan Prim i Prats, influido por su esposa mexicana.
Pero los mexicanos podemos decir con satisfacción que también hemos hecho mucho a favor de Cataluña. No en vano en nuestro país se produjo en 1954 la elección del presidente exiliado de su gobierno autónomo, Josep Tarradelles, y se creó un famoso Consell Nacional, que mantuvo en alto aquí y en Londres lo que fue entonces una pequeña bandera, pero indómita, del independentismo.
En México también se llevó a cabo cuatro veces la Gaia, ceremonia anual de los Juegos Florales de Lengua Catalana. En ninguna otra población del mundo hubo tantas. El gran violonchelista Pablo Casals vino a agradecer que, en los peores momentos de la repugnante dictadura franquista, abiertamente anticatalana, nuestra Ciudad de México se constituyó en cabecera de la cultura catalana y uno de los principales reductos de su lengua. Más de 300 libros y 100 revistas de diferentes tamaños, condición y calidad, no es poca cosa en aquellas circunstancias, cuando en Cataluña era casi todo clandestino y, lo que no, aparecía abiertamente censurado con anterioridad.
Sin embargo, con orgullo jalisciense, puedo decir que la publicación periódica más frecuente, regular y longeva salió de las prensas de Guadalajara. Precisamente aquí fueron celebrados también en 1969 los ya mencionados Juegos Florales, pero, además, en 2004, la famosa FIL tuvo a Cataluña como “invitado de honor” y el impacto de este país fue mayúsculo. A ello puede agregársele mucho: el programa de Estudios Catalanes de El Colegio de Jalisco (1994-2004), que dio lugar a una treintena de libros y la segunda parte a cargo del INAH (2009-2019), que también tuvo sus reuniones académicas y publicaciones. Finalmente, la creación en la Universidad de Guadalajara de la Biblioteca Catalana, adscrita a la Biblioteca Pública Juan José Arreola, que nuestra máxima Casa de Estudios regentea ahora muy bien.
Una recopilación de gestiones de muy diversa índole que se han realizado en Jalisco a favor de la pervivencia, primero, y la presencia internacional de Cataluña, después, se acaban de recopilar y pronto saldrá publicado en ese país un pequeño libro que llevará por título precisamente “En Jalisco por Cataluña”. En él, queda clara-mente asentado que, aparte de la Ciudad de México, ha sido, por mucho, el estado de Jalisco quien más ha hecho en favor de los catalanes.
Después de una adormecida estancia de años, la descendencia catalana parece haber despertado y abrazado la causa de la libertad de la tierra de sus mayores. No son muchos los que han levantado la mano, como lo dejó constatado La Jornada, pero crecerá el número que muestre indignación por los exiliados y encarcelados catalanes a que ha dado lugar el franquismo de la España de hoy que, según dicen algunos, parece ser endémico en ese país.