Pese a que México cuenta con “gran potencial” en materia de cacao, debido a la reducción de la superficie sembrada y, por ende, de la producción, las empresas deben importar 80 por ciento de esta materia prima.
En México, de forma ancestral se cultivó el cacao e incluso fue utilizado como moneda por los aztecas. La biodiversidad de esta especie en el sureste mexicano permite obtener desde cacaos nativos o autóctonos hasta híbridos o clones de alta productividad, con semillas con tonos color crema, violetas y moradas y con sabores a frutos fresco o secos, nueces, dulce, caramelo de malta, miel y aromas florales.
Con estas características, México puede ofrecer “chocolates iné-ditos” y de alto valor, pero requiere de una estrategia integral y de largo plazo, consideró el investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), doctor Alfonso Azpeitia Morales, quien desarrolla híbridos de buen rendimiento, tolerantes a enfermedades y con excelentes cualidades organolépticas (sabor, aroma, color y textura) que demandan la industria tradicional y los mercados gourmet.
Para desarrollar plantaciones de cacao e impulsar el proceso de transformación en chocolate por parte de pequeños productores, investigadores presentaron a Financiera Rural un proyecto que requiere una inversión de 3 mil millones de pesos en ocho años, “que ojalá sea apoyado en los próximos años”, informó Azpeitia.
El planteamiento es establecer bancos de yemas en 300 hectáreas, lo que posibilitará sembrar 10 clones diferentes de alto rendimiento y buena calidad organoléptica. Estas 300 hectáreas servirán de base para multiplicar el material para tener plantaciones homogéneas y competir en calidad.
Asimismo, permitirá instalar biofábricas para la multiplica-ción de genotipos y dar capacitación a productores bajo el modelo de escuelas de campo y enseñarles a transformar su grano a barra de chocolate de calidad.