A 40 años de su asesinato, perpetrado el 30 de enero de 1981 a escasos metros de la escuela primaria Héroes de Churubusco, que fundó en el municipio de Tulpetlac, estado de México, Misael Núñez Acosta “no ha dejado de ser un símbolo de la lucha y la resistencia magisterial actual; su capacidad como líder social, obrero y magisterial lo sitúan como un actor fundamental en la búsqueda de la construcción de la democracia en México”, afirmaron líderes del profesorado.
En entrevista con La Jornada, Ezequiel Reyes Rosales, Juan Manuel Cisneros y José González Figueroa, integrantes del entonces Consejo Central de Lucha del Valle de México (Cclvm), subrayan que Núñez Acosta, víctima de un crimen que sigue impune, “está vigente como un ejemplo de lucha que integró no sólo a los maestros, sino a colonos y obreros, pues supo que transformar la realidad social exige un esfuerzo colectivo”.
Reyes Rosales, de los dirigentes históricos del magisterio disidente, y quien acompañó la labor organizativa de Núñez Acosta de colonos y obreros de la zona fabril de los municipios conurbados a la Ciudad de México, recuerda como un momento clave la fundación en 1974 de la Coalición de Colonias de Tulpetlac, desde la cual el profesor Misael comenzó la lucha por la tierra y el acceso a servicios básicos.
Compañero durante sus años de formación en la Normal Rural Lázaro Cárdenas del Río, en Tenería, estado de México, destaca que también se vinculó con los movimientos obreros de la zona industrial de Tulpetlac al entrar en contacto con trabajadores de Aceros Ecatepec, General Electric, Aceros Tepeyac y Sosa Texcoco, entre otras fábricas, donde se documenta un papel central en los procesos organizativos de las resistencias obreras.
Al respecto, González Figueroa, otro de los representantes históricos de la lucha magisterial, declara que “Misael buscó transformar la enorme desigualdad que enfrentaban colonos y obreros”. Destacó que, a pesar de que han transcurrido 40 años de su asesinato, a manos de pistoleros contratados por Clemente Villegas, asesor de Ramón Martínez Martín, entonces secretario general de Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, “es un símbolo que mueve y continuará impulsado a muchos jóvenes luchadores que, como él, se crecen ante las injusticias”.
Juan Manuel Cisneros, activo integrante del Consejo Central de Lucha del Valle de México, recuerda que horas antes del asesinato “al salir de una junta, quedamos en reunirnos nuevamente ese 30 de enero de 1981 para los preparativos relacionados con un paro nacional de maestros”.
Fue un golpe enorme saber de su muerte, señala,“pero eso sólo atizó el movimiento que poco después sufriría una dura represión. No obstante, a cuatro décadas, podemos afirmar que Misael Núñez Acosta se mantiene como símbolo invicto de la lucha vigente por la democracia y la igualdad social”.