Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, reiteraron ayer que las autoridades y legisladores deben actuar “ahora” y adoptar rápidamente un plan de estímulo por 1.9 billones de dólares propuesto por el gobierno. “Aprendimos de crisis anteriores que el riesgo no es hacer demasiado, sino no hacer lo suficiente. Y ahora es el momento de actuar”, dijo Biden al término de un encuentro con Yellen.
“Debemos actuar ahora y los beneficios de una acción fuerte inmediata serán ampliamente superiores a los costos en el largo plazo”, dijo Yellen a periodistas desde la Casa Blanca, luego de una entrevista con el presidente. “El costo de la inacción será mucho más alto que el costo de actuar, de una acción fuerte”, añadió.
Algunos republicanos del Congreso, que debe aprobar el proyecto para que los fondos comiencen a ser entregados, se oponen al monto propuesto por el mandatario.
Los economistas coinciden en que “sin nuevas ayudas, muchas personas más perderán su pequeña empresa, sus techos y su capacidad de alimentar a sus familias. Y tenemos que ayudarles antes de que el virus esté bajo control” gracias a las vacunas, añadió.
El plan de Biden incluye nuevos cheques para las familias, una extensión de los derechos para desempleados y fondos para ciudades y Estados para que reabran escuelas y aumenten el número de tests y vacunas.
Por otra parte, Jill Biden, esposa del presidente, se involucrará en los esfuerzos del gobierno de su esposo para reunir a las familias de migrantes separadas por la administración del ex presidente Donald Trump, anunció la Casa Blanca.
De acuerdo con una de sus promesas de campaña, Biden planea anunciar el martes “el lanzamiento de un grupo de trabajo para reunificar familias y niños” migrantes, anunció su portavoz, Jen Psaki, durante una conferencia de prensa.
“Su esposa, la doctora Biden, estará personalmente comprometida y dedicada” en este equipo reunido bajo el liderazgo de Alejandro Mayorkas, quien debe ser confirmado como secretario de Seguridad Interior el lunes por el Senado, añadió.
“Tolerancia cero”
En diciembre, Jill Biden visitó un campo de migrantes en México, cerca de la frontera con Texas. “Somos una nación acogedora, pero ese no es el mensaje que enviamos”, lamentó entonces.
En 2018, el gobierno de Trump decretó una política de “tolerancia cero” en la frontera con México, que implicó la separación de cientos de familias. Los adultos fueron detenidos o deportados inmediatamente y separados de los menores que los acompañaban, como una forma de disuadir a los migrantes de intentar llegar a Estados Unidos.
Los dramas vividos por los niños levantaron un clamor hasta en las filas republicanas y el magnate ordenó ponerle fin en junio, al tiempo que un juez ordenaba la reunificación de las familias divididas.
Según la Unión Americana por las Libertades Civiles hay 545 niños migrantes en suelo estadunidense que no han sido devueltos a sus familias, que seguramente fueron deportadas.
La Agencia Federal de Investigaciones (FBI) reveló ayer que dos de las bombas hechas con tuberías descubiertas cerca del Capitolio tras el violento asalto del 6 de enero fueron llevadas ahí la noche anterior.
Con base en grabaciones de cámaras de vigilancia, investigadores determinaron que los artefactos fueron plantados ahí entre las 19:30 y las 20:30 horas del 5 de enero. Fueron descubiertos después de que una turba irrumpió en el Capitolio para impedir que se certificaran los votos del Colegio Electoral que confirmaban que Biden ganó la presidencia y no Trump, quien incitó a sus seguidores a impedir dicho proceso.
Además, agentes policiales estadunidenses encontraron instrucciones para hacer bombas en la casa de un miembro del grupo extremista Proud Boys, que fue acusado de participar en el asedio del Capitolio, según un expediente judicial.