Para la escritora Margo Glantz, “si las mujeres no tenemos derecho pleno de nuestro cuerpo, no somos realmente libres”.
Así se expresó la crítica literaria, académica y twittera durante la presentación de su antología de ensayos Cuerpo contra cuerpo (Sexto Piso, 2020), que se llevó a cabo el jueves pasado en la Feria Internacional del Libro Universitario Virtual de la Universidad Veracruzana. Ese día, la colaboradora de La Jornada también cumplió 91 años.
En la sesión, aquejada por problemas técnicos sonoros, Glantz explicó que el título del libro de 688 páginas, coedición de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa, viene de un discurso sobre Miguel de Cervantes que escribió al recibir una presea en Guanajuato. Ante el “desafío”, dado lo mucho que se ha escrito sobre el manchego, la autora estableció una relación del cuerpo de Cervantes, “tullido, dañado, apaleado y golpeado”, con el del Quijote.
Dividido en cuatro partes, en la última del libro, “Heridas y fracturas”, Glantz plantea el problema del cuerpo exterminado en los campos de concentración, “tema muy vigente con lo que nos pasa en México y otros países, en los que nos enfrentamos a la desaparición constante de cuerpos, que son encontrados torturados, descabezados, desmembrados, calcinados y disueltos en ácido. Estamos enfrentados al cuerpo y su existencia real, y al mismo tiempo a su desaparición”.
El ser femenino
A lo largo de su obra, Glantz se ha preocupado por recuperar cuerpos, por ejemplo, los de la Malinche y Sor Juana Inés de la Cruz. Sobre la pertinencia de hablar de figuras femeninas dentro de la historia de la literatura. Recordó que Virginia Woolf decía: “En la historia, las mujeres han sido anónimas”. Es decir, “no les han permitido ingresar, y cuando han entrado siempre las han considerado monstruos extraordinarios que sobrepasan lo femenino. Parecería que son como de seres extraños capaces de argumentar y decir dos frases coherentes”.
Glantz trajo a colación el 8 de marzo de 2020, cuando “mujeres de todo el mundo salieron a la calle a pedir que sus derechos fueran reivindicados. Por desgracia, poco tiempo después irrumpió la pandemia de Covid-19, en la que los cuerpos han tenido que desaparecer del espacio público, en tanto los femeninos no han tenido oportunidad de enfrentarse a la lucha política de manera evidente. Entonces, uno de los elementos fundamentales de las feministas es recobrar el espacio público”.
Continuó: “No basta con nombrar mujeres a puestos públicos para que se cumpla con los requisitos necesarios para que éstas gocen plenamente sus derechos”.
Aunque hoy muchas mujeres acceden a dominios que antes eran prohibidos, en El Colegio Nacional, por ejemplo, “hay mucho menos mujeres. Hay apenas una en el campo de las letras, cuando podían haber muchas otras, como Elena Garro, Elena Poniatowska y yo misma; sin embargo, no nos permitieron estar allí por ser mujeres”.
La presentación fue conducida por Daniel Lino, en nombre de la feria, y Marina Cuéllar, académica de la Universidad Veracruzana.