Entre la avaricia de los laboratorios fabricantes de vacunas –que venden al mejor postor y retrasan y condicionan el abasto internacional del biológico– y la aparición de nuevas cepas –cada vez más dañinas– del bicho que ha doblegado al mundo, la seguridad internacional cada día corre mayor peligro, mientras el número de defunciones y contagios avanza a paso veloz.
En esta situación de emergencia internacional las farmacéuticas muestran su mezquindad, mientras las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el creciente número de contagios y fallecimientos –en medio del deleznable acaparamiento de vacunas por parte de las naciones de altos ingresos– son como llamados a misa que a nadie le importan. Parece que más de 100 millones de contagios y 2 millones de muertes, y contando, no resultan suficientes para meter en orden a los desquiciados laboratorios que, un día sí y el siguiente también, incumplen con los contratos firmados y los plazos acordados, porque nunca falta quien ofrezca más dinero por el mismo producto ya comprometido con otras naciones.
No se trata sólo de países de bajo ingreso y con escasas posibilidades de acceder al biológico, sino de naciones altamente industrializadas que pusieron el dinero sobre la mesa y los laboratorios descaradamente les han incumplido. Ahí está el caso de la Unión Europea, que mueve cielo, mar y tierra para que las farmacéuticas entreguen las vacunas comprometidas. “Tras beneficiarse de una inversión masiva por nuestra parte, los fabricantes deben mantener sus promesas y cumplir sus obligaciones”, advirtió la presidenta de la Comisión Europea.
La canciller alemana, Angela Merkel, exige “cooperación internacional” y “distribución justa” de las vacunas, porque “el dinero es una cosa y otra la disponibilidad en tiempos de escasez”, al tiempo que estaría considerando restringir las exportaciones del biológico producido en los países de la Unión Europea por los retrasos en la entrega. Pero la germana parece olvidar que su país es uno de los más beneficiados.
Ante tal declaración, de inmediato brincó el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quien consideró “muy preocupante que la Unión Europea impida que mi país reciba dosis de la vacuna contra el Covid-19 provenientes de esa comunidad”. Pero es otro que finge demencia, porque, de acuerdo con lo documentado, su país aseguró el abasto del biológico en una proporción seis veces superior a las necesidades reales de su población.
Así es: el país de la hoja de arce cuenta con alrededor de 37 millones de habitantes y su gobierno aseguró contratos con distintas farmacéuticas para garantizar el abasto de ¡222 millones! de vacunas. ¿Para qué tantas, mientras otras naciones ni siquiera tienen una? De hecho, la propia OMS lo ha denunciado: “Hasta ahora, 95 de cada 100 dosis administradas han sido usadas en sólo 10 países” (Estados Unidos, China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Italia, Rusia, Alemania, España y Canadá), los mismos que han puesto mucho más dinero sobre la mesa de los laboratorios.
La crisis sanitaria implica a la comunidad de naciones en su conjunto, pero parece que todo se va en discursos, porque en los hechos cada país jala la cobija para su esquina sin importar las consecuencias para el vecino, a sabiendas de que el problema y la solución son globales, mientras los mezquinos laboratorios impúdicamente se frotan las manos ante la magnitud del negocio multimillonario.
Las rebanadas del pastel
¿Y dónde quedó la institución del Estado mexicano dedicada a mediar entre los factores de la producción para evitar y/o solucionar los conflictos obrero-patronales? A saber, porque a la Secretaría del Trabajo se le acumulan las huelgas y nada resuelve. Ahí están los mineros de Cosalá, Sinaloa, que cumplen un año en paro, y la dependencia mira para otro lado para no molestar a los canadienses; el conflicto en Notimex, en el que la sesgada autoridad siempre es complaciente sólo con una de las partes, porque hay que cuidar los intereses de El Padrino; los trabajadores de la aerolínea Interjet, quienes como única “respuesta” han recibido el olvido de patrones y gobierno… y lo que se acumule.