La frase es demoledora: “Quien no aprende de sus errores está condenado a repetirlos”, y en Morena, por ejemplo, la historia se repetirá. Julio César Moreno, pródigo en insultos de todo tipo hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador, fue reclutado por ese partido con la idea de convertirlo en diputado federal.
“Ese malagradecido de Andrés Manuel (porque abandonó al PRD), su único ¿objetivo? (sic) es no ser Presidente”. Las palabras del alcalde de Venustiano Carranza quedaron grabadas en un video tomado durante un mitin en la ahora alcaldía: “Cada seis años pierde Andrés Manuel, y no entiende, y esta vez no va a ser la excepción”, dijo aquella mañana antes de la elección general que llevó a López Obrador a ocupar la silla presidencial.
Aquel mitin, que no difería de otros en los que hizo campaña para ganar Venustiano Carranza, es una muestra de la verdadera forma de pensar del político: “¿Ustedes creen que ese loco (se refería al hoy Presidente de la República) si supiera que aquí en Carranza tiene oportunidad de ganar mandaría de candidata a quien hace diez años perdió?”
La historia de su renuncia se cuenta en los pasillos del PRD, donde se asegura que Moreno tenía miedo de perder la elección esta vez y que las cuentas de su administración fueran puestas a disposición de gente que no lo iba a proteger.
A partir de esos temores es que Moreno decide jugar una carta segura y pedir asilo a Morena. Bueno, eso dicen algunos; otros aseguran que el alcalde en V. Carranza no logró lo que quería del PRD, pese a su posición ya muy afortunada.
Su presencia en el PRD la condicionó, aseguran, a que la presidencia de la organización quedara en manos de uno de sus hermanos, pero no tenía la fuerza para imponerlo. La secretaría general de ese partido la ocupa su hermana, Araceli Moreno. Pidió además, nos cuentan, no sólo la posibilidad de relegirse, sino otras dos diputaciones locales para su gente.
Todo esto se habla ahora del alcalde, pero lo que otros aseguran que pasó es que logró un acuerdo con Héctor García, dirigente de Morena en la ciudad, y con ello su pase a la diputación que ya se ha anunciado, y advierten que, pese a las fotografías y los anuncios, Moreno no es una pieza con la que esté de acuerdo el líder nacional del partido, Mario Delgado. El argumento que se utilizó para recibir a Moreno es que con ese golpe el PRD desaparecería, sólo que los amarillos hablan de que Julio César se fue solito y nadie lo acompañará. Parece que nadie se acuerda de que el PRD murió por errores como el de ahora. Así les va a ir.
¿Y qué decir de Mauricio Toledo, acusado desde siempre de actos de corrupción? A este otro ex perredista hoy se le quiere juzgar por alguno de los actos que pudieran considerarse fuera de la ley.
Contra éste, quien hoy es diputado federal por el Partido del Trabajo, se pide su desafuero. Muchos podrán decir que ya era hora, que la justicia se ha tardado en llamarlo a cuentas, pero lo cierto es que más vale la justicia tarde que la injusticia y la impunidad siempre.
En la fiscalía de la Ciudad de México se tiene como un caso seguro y se dice que se cuenta con el apoyo de la mayoría en la misma Cámara de Diputados, ya que algunos votos favorables no serían nada más los de Morena. Este es un bicho grande, ya les contaremos más.
De pasadita
Carlos Slim, uno de los hombres más respetados en la vida pública del país, se topó con el virus, pese a que había prodigado las medidas para evitarlo. En sus apariciones públicas siempre se le vio en uso del cubrebocas. Y ahora, ¿qué argumento podrán usar los enemigos de la 4T para culpar al presidente López Obrador de no usarlo? Nos parece que lo de Slim sería un verdadero tapabocas para los nostálgicos de lo neoliberal en lo político, pero de cualquier forma, en lo que a salud respecta, cualquier instrumento que prevenga la enfermedad debe usarse para tranquilidad de todos.