Para que más becarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) logren insertarse en el mercado laboral, se requiere de mayores acciones para incentivar su contratación y de una supervisión más estrecha sobre las capacitaciones que están recibiendo en los centros de trabajo, ya que no se está garantizando su preparación, coincidieron especialistas del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y YouthBuild México.
Según cifras de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), en 2020, a mediados de agosto habían egresado 627 mil 838 jóvenes, apenas alrededor de 22 por ciento de los participantes fueron contratados en el sitio donde se capacitaron o en otro centro laboral, en tanto que 39 por ciento tenía contemplado emprender un negocio y 10 por ciento regresar a estudiar.
Este programa prioritario del gobierno federal tiene como objetivo incluir en actividades productivas a jóvenes de 18 a 29 años de edad, que no estudian ni trabajan, donde puedan desarrollar o fortalecer hábitos laborales y competencias técnicas. Para 2021 tiene un presupuesto de 20 mil 600 millones de pesos.
Según datos publicados en el portal de JCF, actualmente se tienen 357 mil 525 jóvenes inscritos, de los cuales 54.9 por ciento son de Chiapas, Tabasco, Veracruz, estado de México, Guerrero y Michoacán. Sobre la escolaridad de los becarios, 44.6 por ciento tiene nivel preparatoria; 27.6, secundaria; 13.68, licenciatura, 10.6 por ciento, primaria, y el resto carrera técnica. Del total de participantes, 58.5 por ciento son mujeres y 41.5 hombres.
Marcelo Delajara, director de crecimiento económico y mercado laboral del CEEY, y Juan Carlos Foncerrada, director de incidencia en políticas de YouthBuild México, coincidieron en que el programa presenta deficiencias en cuanto a capacitación y se requiere establecer un marco para que realmente adquieran conocimientos nuevos para incorporarse al sector laboral.
México “es un país donde las empresas no capacitan lo suficiente a los trabajadores” y en este contexto es muy ambicioso lograr el objetivo de que los becarios obtengan las habilidades necesarias, dijo Delajara. En este sentido, destacó que JCF “no tiene un impacto sobre el aprendizaje ni deja a los jóvenes preparados para encarar un acceso al mercado laboral exitoso”.
Foncerrada señaló que el beneficio del programa podría verse como un subsidio a las empresas inscritas “al tener de alguna manera mano de obra pagada por el gobierno”, ya que mensualmente los aprendices reciben una beca de 3 mil 748 pesos, la cual se incrementará a partir del 13 de febrero a 4 mil 310.