Si bien el coronavirus que causa el Covid-19 es sensible a la radiación ultravioleta, en una metrópoli como la Ciudad de México el SARS-CoV-2 puede encontrar un escudo protector contra los rayos UV en el material particulado que contamina el aire, de acuerdo con el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Óscar Augusto Peralta Rosales, especialista en aerosoles atmosféricos, indica que un estudio publicado en The New England Journal of Medicine reporta que el coronavirus que causa la actual pandemia de Covid-19 puede estar estable hasta tres horas en un aerosol atmosférico.
La formación del material particulado, en especial las partículas PM 2.5, es propiciada por las emisiones de autos, calderas, incendios forestales y por otras emisiones derivadas de la superdensificación de la ciudad.
Un coronavirus, como todos los virus, mide más o menos 200 nanómetros de diámetro. Una partícula que emite un coche, una PM 2.5, es decenas de veces más grande: 2 mil 500 nanómetros.
La radiación ultravioleta debería inactivar “con facilidad” a un virus “tan chiquito”; sin embargo, una partícula es un espacio seguro para que permanezca más tiempo estable.
Si el SARS-CoV-2 se topa con una partícula que contiene un poco de agua, mejor para el virus porque queda “recubierto, a salvo de la radiación solar, y a una temperatura que no lo destruye tan fácilmente”.
Transportada en un medio dispersante como el aire por partículas que la llevan dentro, una carga viral de SARS-CoV-2 puede ser inhalada por una persona que sea más sensible “al ataque del virus” si no usa tapabocas y tiene irritación de garganta y nariz, asma u otro padecimiento crónico respiratorio acentuado por la contaminación.