Ya que hemos tomado el camino de la democracia, en el cumplimiento del viejo ideal maderista del “sufragio efectivo” (aunque todavía nos esperan varias pruebas), podemos darnos el lujo de especular qué tipo de democracia nos convendría. Creo que lo deseable sería un sistema bipartidista. Existen muy buenas condiciones para fincarlo porque hay dos tendencias claras y contrapuestas. La que está en el poder y que se autonombra liberal, pero que parece más bien una tendencia socialdemócrata, y enfrente de ella un fuerte núcleo conservador. Las democracias modernas han tendido al bipartidismo y en pocos lugares ha subsistido como en Estados Unidos. Ahí se dividen entre el Demócrata, al que se le llama liberal, y el Republicano, claramente conservador. En México en el siglo XIX surgieron los partidos Liberal y Conservador, pero se organizaron con la voluntad de destruirse. Las elecciones se olvidaron. Después vino la Revolución mexicana que se decía heredera de los liberales, pero que terminó por consagrar como fórmula el partido único que subsistió sin perder una elección hasta el año 2000, y sin un verdadero recambio hasta 2018.
Existen en el país tendencias liberales y conservadoras, pero tenemos grandes problemas para que puedan convertirse en organizaciones políticas con programas e idearios distintos. Los liberales no han logrado formar un partido sólido y están divididos en corrientes. Por lo que toca a los conservadores, no hay duda que por lo menos 30 o 40 por ciento de la población se inclinaría por ellos, pero los conservadores se niegan a identificarse como tales. Se autodenominan liberales. La identidad conservadora es repudiada por ellos mismos.
Todo indica que tendrán que pasar muchos episodios a fin de que se consoliden las fuerzas políticas contrapuestas y el bipartidismo mexicano. Por supuesto que nos convendría. Ante un sistema así, los electores podrían elegir entre dos propuestas claras y fuertes, y los líderes de cada una se empeñarían en hacer bien su trabajo político para merecer la aprobación ciudadana. De acuerdo con las encuestas y diversos sondeos, existen las condiciones para el bipartidismo, pero parece ser que ni los liberales ni los conservadores pueden organizar partidos fuertes con la suficiente inspiración y las ideas claras para competir de modo civilizado.