En una hilarante, crítica y divertida charla, la escritora Fran Lebowitz aborda asuntos cotidianos y sociales, bajo la mirada del director Martin Scorsese, quien la encauza a reflexionar, de manera honesta y mordaz, sobre aspectos musicales, deportivos, culturales, ambientales o hasta de dinero.
En la miniserie documental Supongamos que Nueva York es una ciudad (Pretend it’s a city), que se encuentra disponible tras su estreno en la plataforma Netflix, se exploran las calles de la Gran Manzana y la mente incisiva de la humorista, y la cuentista rememora su infancia, profesión y aquellas cosas que observaba en su familia y entorno. Aparecen imágenes de archivo, así como otras pláticas que Lebowitz ha entablado con otros personajes, como Alec Baldwin, Toni Morrison o Spike Lee.
Son siete episodios, de alrededor de 30 minutos, donde el cineasta entrevista a la autora de Vida metropolitana, quien aparece en Public speaking y El lobo de Wall Street, a dar sus opiniones, conversar y reflexionar sobre los peligros de Times Square, las distracciones mortales de la ciudad, los taxistas negligentes y malvados, el turismo interestelar o el mundo de los libros. “Sólo fui a Nueva York para ser escritora, y nada más. Amaba escribir cuando era niña. Me encantaba escribir hasta que empecé a hacerlo por dinero. Ahí empecé a odiarlo”.
“Suelo irritar a la gente porque estoy llena de opiniones”, expresa la autora quien sabe que en Nueva York, donde hay millones de personas, “la única que mira hacia dónde va , soy yo”, porque los demás están sumergidos en sus dispositivos móviles, y otros, haciendo actividades al mismo tiempo, que les impide observar la cotidianidad.
“Debería escribir un manifiesto. Se llamaría Supongamos que es una ciudad; bastaría con un viaje en Metro para volver absolutamente loco al Dalái lama”, comenta en diversos momentos la escritora quien conoce bien esta gran ciudad. “La gente quiere desafíos. La vida ya me parece bastante difícil”, señala.
Sobre la música, Fran Lebowitz asegura: “Entiendo cómo se hacen muchas cosas. No es que yo pueda hacerlas, pero sé cómo se pinta o dibuja, pero no sé como escribir una canción”.
Puntualiza: “Sé cómo escribir letras, pero no una pieza musical y me doy cuenta que he visto películas, de grandes conciertos, de músicos muy populares. Ahora tienen todas estas cámaras y puedes ver los rostros de la gente. Y cada vez que veo esto, me interesa mucho el público, porque veo lo feliz y agradecida que está la gente por la música”.
En especial, prosigue, si es música popular de su juventud. No importa si lo que escuchabas de joven era Frank Sinatra, Billy Joel, David Bowie o Q-Tip. “Nadie es tan amado como los músicos; los aman de verdad, porque ofrecen la capacidad de expresar emociones y recuerdos. Ningún otro artista lo hace. Realmente creo que los músicos y, quizás los cocineros, sean los que produzcan más placer en los seres humanos”.
Los episodios titulados Supongamos que Nueva York es una ciudad, asuntos culturales, transporte metropolitano, junta de estimaciones, salud, archivos municipales y bibliotecas, conforman la miniserie de Scorsese, que se puede ver en la plataforma de streaming, y se suma a otras cintas, documentales y especiales del cineasta en Netflix como: El irlandés, La isla siniestra, El aviador, La edad de la inocencia, El irlandés: una charla detrás de cámaras y Rolling thunder revue: A Bob Dylan story.