Washington. Durante sus últimas horas en la presidencia, Donald Trump se ufanó de haber logrado “un milagro médico” en referencia a la vacuna contra el coronavirus, deseó “mucha suerte y mucho éxito” al nuevo gobierno, sin nombrar a su sucesor, Joe Biden, y sentenció: “volveremos de alguna forma”.
Tras dejar la Casa Blanca, Trump fue despedido con una ceremonia militar en la base Andrew, donde ante un selecto grupo de invitados dijo: “En estos increíbles cuatro años logramos tanto juntos (…) Logramos algo que realmente es un milagro médico, y eso es la vacuna” contra el Covid-19 en menos de un año.
Trump desestimó desde un principio la gravedad de la pandemia, que ha provocado más de 405 mil 400 muertos (cifra superior a los 405 mil 399 estadunidenses caídos en la Segunda Guerra Mundial) y más de 24 millones 421 mil contagios en el país, y llegó incluso a asegurar que desaparecería con la llegada de la primavera. El diario británico The Guardian subrayó ayer que Trump fue criticado por la deficiente distribución de la vacuna, y que su administración respondió que las dosis se encontraban en una reserva, sólo para que después se confirmara que dicha reserva no existía.
En la Casa Blanca se hizo una fiesta a las seis de la mañana para despedirlo, pero medios de comunicación calcularon que pocos colaboradores asistieron. El ahora ex vicepresidente Mike Pence dijo que no podía acudir pues debía ir a la investidura de Biden. Otros aludieron “compromisos previos irrenunciables”.
El mandato del magnate republicano estuvo marcado por los escándalos y la permanente rotación de su gabinete. En cuatro años, el Congreso abrió dos procesos de impeachment (juicios políticos) en su contra, el último por “incitación a la insurrección” contra el Capitolio.
La toma de la sede del Congreso fue la gota que colmó el vaso en las filas republicanas y varios de sus líderes decidieron abandonar al presidente.
Trump dejó la Casa Blanca tras la reunión y partió en helicóptero hacia la base Andrews donde abordó, a las 8:30 de la mañana, el avión presidencial rumbo a su residencia de Mar-a-Lago, en el estado de Florida. El vuelo arribó media hora antes de que Biden tomara juramento.
Alrededor de 500 fanáticos acudieron a verlo partir; desafiando al viento helado, parados en un área cercada de la base, en una sección que permaneció con amplias zonas desocupadas.
“Tenemos el país más poderoso del mundo”, les reiteró Trump, quien también les dijo: “Espero que no les suban los impuestos”.
Antes de abordar el avión con su esposa Melania, añadió: “Fue mi mayor honor y privilegio ser su presidente. Que tengan una buena vida. Nos veremos pronto”.
Trump no manifestó intenciones de cumplir con la tradición de dejar a su sucesor una carta en la Oficina Oval de la Casa Blanca; sin embargo, Biden aseguró que le dejó una misiva “muy generosa”.
En el avión presidencial en que viajaba por última vez, Trump concedió el perdón al empresario Albert J. Pirro, preso desde 2000 por evasión de impuestos, que se sumaron a más de 140 indultos y conmutaciones dispuestos la madrugada de ayer y que beneficiaron a raperos, ex miembros del Congreso y otros aliados tanto suyos como de su familia.
Fue indultado su ex asesor político Steve Bannon, acusado de estafar a partidarios de Trump como parte de un esfuerzo por recaudar fondos privados para un muro fronterizo de México.
Además de Bannon, entre los aliados de la familia Trump indultados estaba Elliott Broidy, un recaudador de fondos republicano que el otoño pasado se declaró culpable en una trama para presionar a la Casa Blanca para abandonar una investigación sobre el saqueo de un fondo de inversión malasio; Ken Kurson, amigo del yerno de Trump, Jared Kushner, quien fue acusado en octubre de ciberacoso en un acalorado divorcio, y los raperos Lil Wayne y Kodak Black, ambos condenados en Florida por tenencia de armas.