Madrid. El balance de la violenta explosión provocada por un escape de gas que destrozó el miércoles un edificio del centro de Madrid subió a cuatro muertos, después de que falleciera un cura, anunciaron el jueves las autoridades religiosas.
El religioso, de 36 años, había sido ordenado sacerdote en junio y era uno de los once heridos registrados el miércoles tras el estallido. El edificio, ubicado en una angosta calle del centro de la capital española, es propiedad de una parroquia y en él vivían varios sacerdotes.
El cura "había sido trasladado al hospital a causa de las heridas" y falleció "poco después de la 01 horas 30 de la madrugada", indicó el arzobispo de Madrid en un comunicado.
Dos peatones, hombres de 85 y 47 años, y una persona de 35 años que estaba reparando una caldera en la quinta planta del edificio también murieron a causa de la explosión, según las autoridades. En un primer momento, por error, se informó de que entre las víctimas figuraba una mujer de 85 años.
También informaron de un desaparecido que, al final, resultó ser uno de los fallecidos.
Por su parte, el ministerio búlgaro de Relaciones Exteriores precisó que una de las víctimas era un ciudadano búlgaro de 47 años.
El papa Francisco mostró "su cercanía y afecto en estos duros momentos" y dijo rezar por las víctimas y sus familias en un telegrama enviado al arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, informó en un comunicado la Archidiócesis de la capital española.
La explosión causó graves daños materiales. En algunas partes de este edificio de seis plantas, ubicado en la calle Toledo, la fachada se vio literalmente reventada por el violento estallido.
Sin embargo, no hubo que lamentar heridos en la residencia de ancianos ubicada en el edificio de al lado, ni en la escuela aledaña, gracias a que los niños se quedaron dentro de las clases durante el recreo, lo que les protegió de la lluvia de escombros caída sobre el patio.
Los bomberos y la policía municipal se dedicaban la mañana del jueves a retirar los vehículos estacionados en la calle para facilitar los trabajos en el edificio, cuyas plantas superiores tendrán que ser objeto de un derrumbe controlado, según adelantó el miércoles el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.