Roma. El primer ministro italiano Giuseppe Conte, que superó ajustadamente un voto de confianza en el Senado que debilitó a su Ejecutivo, comenzó a buscar nuevos apoyos políticos para gobernar.
Con 156 votos a favor y 140 en contra, el gobierno de coalición entre el Movimiento 5 Estrellas (M5E, antisistema) y el Partido Democrático (PD, centro-izquierda) evitó anteayer caer en un momento muy delicado para Italia, azotada por la pandemia de Covid-19 que ha cobrado la vida de más de 82 mil personas.
“Sin una base sólida le quedará muy difícil gobernar a Conte”, recalca el influyente diario Il Corriere della Sera.
Conte cuenta con escasas semanas para buscar nuevos apoyos políticos, imprescindibles para aprobar los importantes proyectos previstos con los más de 209 mil millones de euros que recibirá por parte de la Unión Europea, monto que forma parte del gigantesco plan de reconstrucción del país tras la emergencia.
“El fantasma de un nuevo partido de centro ronda en el país”, advirtió ayer el diario La Repubblica.
Para los observadores se abre una fase de negociaciones y de diálogo a fin de aprobar algunas medidas clave y encontrar una solución más sólida, incluso con algunos sectores de la derecha moderada de Forza Italia (FI), el partido de Silvio Berlusconi.
El voto favorable de dos senadores de ese partido –que fueron inmediatamente expulsados– confirma de todos modos que hay margen de negociación para formar un nuevo grupo político de centro en el Senado que garantice una mayoría más estable.
Entre los expulsados de FI figura la senadora Maria Rosaria Rossi, conocida por haber sido durante años la fiel asistente de Berlusconi, lo que ha desatado todo tipo de conjeturas e intrigas.
Involucrar a los moderados
Varios senadores independientes, entre ellos algunos socialistas, están dispuestos a formar parte de esa nueva formación favorable a Conte. "Me convenció el pedido que hizo a los europeístas, socialistas, liberales y populares”, comentó el socialista Riccardo Mencini.
El llamado “gobierno de la minoría” ahora tiene que cumplir una serie de pasos, entre ellos consultar al presidente de la república, Sergio Mattarella, verdadero árbitro de la situación, sobre la viabilidad de un Ejecutivo tan frágil.
“Mi objetivo ahora es reforzar la mayoría. Italia no puede perder ni un minuto. Tenemos que trabajar para superar la emergencia sanitaria y la crisis económica. Prioridad al plan de vacunas, de reconstrucción y de indemnizaciones a los sectores en dificultad”, anunció Conte por medio de Twitter.
La incertidumbre reina de todos modos, ya que no se sabe cuál será la posición del ex primer ministro Matteo Renzi –y sus 16 senadores–, quien desató la crisis política al retirar el apoyo al Ejecutivo y obligar a sus dos ministras a renunciar.
El jefe de gobierno convocó a una cumbre con los líderes de todos los partidos de la coalición durante la cual se tomarán decisiones.
“Debemos pasar página, fortalecer y expandir la fuerza parlamentaria de este gobierno”, pidió Nicola Zingaretti, dirigente del PD, que espera alcanzar el apoyo de unos 170 senadores, un verdadero reto.
Por ahora, Conte deberá reorganizar su gabinete, nombrar nuevos ministros y repartir cargos. El objetivo es “ampliar la mayoría a todos los moderados”, contrarios a la ultraderecha soberanista, explicó el ministro de la Cultura, Darío Franceschini.
La oposición, encabezada por los ultraderechistas Matteo Salvini (Liga) y Giorgia Meloni (Hermanos de Italia), está más unida y fuerte para exigir la renuncia de Conte y pedir elecciones anticipadas, convencida de ganarlas, según los sondeos.