Nueva York. El presidente electo, Joe Biden, y su vicepresidenta electa, Kamala Harris, llegaron 24 horas antes de la inauguración de su gobierno a un Washington resguardado con barreras de alambre de púas, más de 20 mil tropas de la Guardia Nacional con armas militares, un país bajo sitio de “terroristas domésticos” estadunidenses, 400 mil muertos de Covid-19 y posiblemente la crisis económica más severa desde la Gran Depresión para recibir la herencia que dejan Donald Trump y sus aliados.
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La noche antes de la toma de posesión fue dedicada a las víctimas de la pandemia; Biden y Harris acudieron a un acto solemne frente el monumento a Lincoln ante el Reflecting Pool iluminado por 400 luces, representando los 400 mil fallecidos (cifra alcanzada este martes) por el Covid-19 en Estados Unidos, con rascacielos alrededor del país –incluidos el Empire State en Nueva York y la Aguja Espacial en Seattle– alumbrados en honor a esas vidas.
La enfermera de una unidad Covid en Michigan, Lori Marie Key, interpretó Amazing Grace y la cantante de gospel Yolanda Adams interpretó Aleluya de Leonard Cohen. La ceremonia tenía la intención de marcar un giro entre un gobierno que minimizó la pandemia y que apenas se refirió a la crisis desde la elección al entrante que se ha comprometido a enfrentarla como prioridad nacional.
Biden regresó a pernoctar en Blair House, la casa de huéspedes oficial de la Casa Blanca. Antes de acudir al Capitolio, donde será investido, asistirá a una misa en la Catedral de San Mateo. Es el segundo presidente católico del país, el primero fue John F. Kennedy.
Ante el desastre sanitario, político, económico y social, Biden y Harris prometen acción de inmediato con el anuncio de decenas de órdenes ejecutivas y anuncios de nuevas iniciativas en los primeros 10 días de su gobierno.
El mismo día de su inauguración, Biden anunciará de inmediato algunas de estas órdenes, entre ellas el retorno al Acuerdo de París sobre cambio climático, nuevas normas para mitigar la pandemia que incluyen solicitar el uso de cubrebocas durante los próximos 100 días, moratorias a desalojos por falta de pago de renta o hipotecas, congelamiento de deudas estudiantiles y el fin a la prohibición de viajes desde países musulmanes.
Más aún, anunciará el envío de un ambicioso proyecto de ley para una reforma migratoria que incluye un proceso de legalización y ciudadanía a millones de indocumentados. Eso fue confirmado ayer por Alejandro Mayorkas, el primer inmigrante (de origen cubano) en ser nominado como secretario de Seguridad Interna, dependencia que incluye los servicios de migración, al presentarse ante un comité del Senado para el proceso de la ratificación de su nombramiento. El equipo de Biden ha prometido “restaurar humanidad a nuestro sistema de migración”.
Apenas se iniciaron ayer las rondas ante el Senado para la ratificación de algunos de los integrantes del nuevo gabinete, proceso demorado por el conflicto desatado a raíz del rechazo de los resultados por Trump culminando en una intentona de golpe el 6 de enero. Ayer se presentaron por primera vez, además de Mayorkas, el general retirado Lloyd Austin (Defensa, y quien sería el primer afroestadunidense en el puesto), Avril Haynes (directora de inteligencia nacional), Janet Yellen (Tesoro) y Antony Blinken (secretario de Estado), puestos que eran ratificados antes de la inauguración pero que ahora tardarán posiblemente varios días.
Blinken indicó ayer en su audiencia ante el Senado que el nuevo gobierno tiene la intención de evaluar la política hacia Cuba, ya que Biden se ha comprometido con la recuperación de la normalización de la relación diplomática que se estableció cuando era vicepresidente con Barack Obama, aunque no ofreció detalles. A preguntas del senador Marco Rubio, comentó que estaba de acuerdo en que Nicolás Maduro es un actor “represor”. En respuesta a preguntas de legisladores también afirmó que se permitirá que las embajadas estadunidenses icen la bandera de orgullo gay.
Mientras, aunque diversas fuerzas progresistas se sumaron a un coro festejando la “oportunidad” que representa la llegada del nuevo gobierno, activistas subrayaron que fueron los esfuerzos de las organizaciones latinas, afroestadunidenses, asiáticas, indígenas e inmigrantes los que derrotaron a Trump y que llevaron al triunfo de Biden y Harris y que harán lo necesario para que cumplan con sus promesas.
Greisa Martinez, directora ejecutiva de United We Dream, la organización nacional más grande de jóvenes migrantes conocidos como dreamers, afirmó ayer: “llegamos hasta aquí hoy por la lucha de gente que puso sus vidas en riesgo para frenar deportaciones y las separaciones de familias… ya no es hora de hacer concesiones, el momento por un cambio es ahora”, durante una conferencia de prensa de America’s Voice.
Últimas palabras
En un video, Trump ofreció su discurso de despedida a la nación elogiando (para variar) su presidencia y sorprendió al ofrecer sus “mejores deseos” y “suerte” a su sucesor, pero sin pronunciar su nombre. Proclamó que todos los estadunidenses son “decentes” y “amantes de la paz”, y condenó “el asalto a nuestro Capitolio” –por el cual está formalmente acusado de haber instigado– y afirmó que la “violencia política” nunca puede ser tolerada. Resaltó que construyó “el movimiento político más grandioso en la historia”, también “la economía más grandiosa”, y se logró establecer “la frontera más segura en la historia”, con “históricos acuerdos” con México sobre migración, y dijo estar orgullos de ser el primer presidente en décadas “que no inició nuevas guerras”, entre otros logros. Llamó a nunca ceder la “convicción en la nobleza de nuestro país y su propósito único en la historia”, y proclamó que Estados Unidos “es la nación más grandiosa en toda la historia”.
Últimos actos
A lo largo del día, se esperaba el anuncio hasta de 100 indultos presidenciales. Varios de los que ya ofreció durante su presidencia fueron a sus más leales colaboradores y cómplices, incluido Michael Flynn, el sheriff antimigrante Joe Arpaio, su asesor personal Roger Stone y el criminal de guerra Eddie Gallagher, junto con mercenarios de Blackwater condenados por la muerte de civiles iraquíes, entre ellos un niño de nueve años.
Su última lista, se especula, incluye a políticos y empresarios corruptos, raperos (larga historia), varios reos desconocidos con condenas extensas por delitos no violentos relacionados con drogas ilícitas, entre otros. Como siempre, la dará a conocer cuando crea que podrá ayudarlo a colocarse como el centro de atención, aunque sea por última vez.
Biden y Harris harán todo a partir de hoy por abrir un nuevo capítulo y borrar lo más pronto posible las huellas de su antecesor.
Al cierre de esta edición el New York Times confirmó que se le otorgó el indulto al ex asesor presidencial Steve Bannon, quien estaba acusado de fraude por manejo de un fondo privado para construir el muro fronterizo.