Luego de más de seis años y dos intentos fallidos e inconclusos, la realización de un Congreso Nacional Politécnico, con “carácter resolutivo y refundacional” del Instituto Politécnico Nacional (IPN), es incierto.
Desde diciembre de 2014 han pasado dos administraciones politécnicas y una tercera inició hace un mes, y la comunidad de académicos, trabajadores y estudiantes, tienen hoy opiniones muy diversas, desde aquellas que plantean la “conveniencia” y lo “deseable” que sería realizar un ejercicio de “revisión” y “refundación” de esta casa de estudios, que el pasado prime-ro de enero cumplió 85 años, hasta las que hoy señalan que la realización de dicho congreso “ha perdido sentido y urgencia”.
Derivado del gran movimiento estudiantil del IPN en 2014, el más grande registrado en décadas, el congreso fue el punto central de un paquete de ocho acuerdos pactados entre el gobierno federal y la representación estudiantil de la Asamblea General Politécnica.
Algunos de estos acuerdos, como la cancelación de las remuneraciones económicas recibidas por los ex directores generales del instituto, la no incorporación de las vocacionales del IPN al Sistema Nacional de Bachillerato, y la no injerencia del Tecnológico Nacional de México en decisiones de la casa de estudios, se han cumplido.
Los ex directores generales del IPN Enrique Fernández Fassnachty Mario Alberto Rodríguez Casas fracasaron por diferentes motivos en sus respectivos intentos por realizar el congreso; ambos cuestionados por pretendidas injerencias. Hoy, con la llegada de Arturo Reyes Sandoval, designado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para dirigir los destinos del instituto en los próximos tres años, se abre una nueva expectativa. Sin embargo, ya con poco más de un mes al frente de éste no se ha pronunciado todavía sobre el particular.
Otro de los puntos pendientes es el tema de la función de vigilancia al interior del IPN, que según el acuerdo publicado el 9 de diciembre de 2014 en la Gaceta Politécnica, debe recaer en un órgano interno dependiente del sector administrativo del instituto, con la única facultad de salvaguardar la integridad y garantizar la seguridad de la comunidad politécnica, y que no fuera “ni policial ni militar”. No obstante, hoy la Policía Auxiliar de la Ciudad de México es la encargada de la vigilancia en las instalaciones, y hasta marzo pasado lo fue la Policía Bancaria e Industrial.