Con la entrega de apoyos directos del Programa para el Bienestar, los trabajos de recuperación de la productividad del café se frenaron. Esto debido a que la renovación de los cafetos “ya no se dio” a partir del 2019 y los recursos que otorga el gobierno ahora son para la subsistencia debido a la crisis por la pandemia, indicó Javier Galván Suenaga, coordinador nacional de la Coalición Nacional de Organizaciones de Productores de Café (Conaprocafe).
El dirigente subrayó que la producción del aromático ha ido en declive, “aunque lo que se hizo entre los años 2015 al 2018 ha dado buenos resultados, porque estábamos en niveles de 2.2 millones de sacos y en la última temporada llegamos a 3.8 millones”, cifra aún inferior al considerar que en el año 2000 cuando se logró el récord de producir de 6 millones 200 mil sacos.
“Se había hecho una previsión de hasta 4.2 millones de sacos pero las condiciones no fueron las adecuadas”, añadió.
El motivo fundamental, señaló Galván Suenaga, es que “no es suficiente el hecho de que se entreguen recursos a los productores, porque no necesariamente se destinan a la producción, ya que en un escenario catastrófico de la pandemia”, los apoyos se utilizan para “la atención de necesidades básicas y no de insumos para la producción”.
Entonces, así se incrementen los apoyos directos de 5 mil a 6 mil 200 pesos --como anunció la Sader a principios de mes—“la situación no cambiaría, seguiríamos teniendo una tendencia de retorno, un regreso de la productividad hacia números negativos”, porque no se están aplicando nutrientes a las plantas, ni se están reactivando el de mantenimiento de los cafetales.
El dirigente consideró que los apoyos deben estar ligados a una actividad productiva y que haya asistencia técnica para que la gente pueda no sólo producir, sino transitar hacia otras actividades de mayor valor agregado, así como la dotación de herramientas, materiales y equipos que se requieren para esas actividades de transformación del café.